Accidente espeluznante en la pista. Webber por los aires y su coche hecho trizas encogen los corazones en Valencia. Se anuncia la lotería del coche de seguridad y Vettel tiene un número con premio. Es líder y disfruta de pista libre porque el Mercedes no llega a tiempo de taponarle. Hamilton y Alonso lo sufren. Y llega la pillería del inglés, una jugada de potrero, de delantero con hambre, de esos que escapan de la miseria gracias al fútbol.

El asturiano no da crédito. Ha visto cómo adelanta al "safety" y se pierde en el horizonte mientras él tiene que rodar a ralentí detrás del coche plateado. Justo detrás, Massa también maldice su suerte. Tarda en recibir el castigo, pasan quince vueltas y cuando llega ya no le afecta al inglés. Segundo en la carrera y un buen bocado al Mundial. Lidera el campeonato y le toma 29 puntos al asturiano, el eterno rival, distanciado gracias a la picaresca. Arde el campamento de Ferrari, rabia por su mala suerte e ira por la trampa. A ellos, italianos, especialistas en sacar partido del desorden.

Nadie vio lo que Hamilton había hecho. Sólo Fernando Alonso, ojiplático, incrédulo, que al instante pulsó el botón de la radio. Avisó a Andrea Stella, su ingeniero de pista, de la irregularidad en la vuelta 10, una vez repuesto de la impresión que causa Hamilton luchando en una curva con el coche de seguridad.

Mientras el inglés se escapaba con una sonrisa en la boca, Alonso y Massa sufrían atrapados en la lentitud, e intercalados entre el Mercedes plateado que conduce Bernd Maylander y el coche médico, que acudía a socorrer a Mark Webber.

El piloto asturiano dio la voz de alarma y el mecanismo se activó. Ferrari da parte a los comisarios. Correo electrónico directo al buzón de Charlie Whiting. El director de carrera pide las imágenes, las somete al estudio de sus compañeros y resuelve colocarle a Hamilton un "drive through".

En la operación se van 25 minutos. El inglés estira las tres vueltas que le permite el reglamento y lo cumple en la 27. Se da un paseo junto a su garaje y regresa en la misma segunda posición que se ganó con su argucia. El castigo era mucho menor que la ventaja conseguida con la jugarreta. "No entiendo que se necesiten 25 minutos para ver una repetición", lanzó Alonso con sangre en el ojo ante los periodistas ingleses.

Ni un reproche al coche de seguridad, a su falta de oportunidad. Sólo a la tibieza de los comisarios con Hamilton, a su escasa cintura. Lo del inglés esta temporada empieza a tener gracia. Juega al límite, exprime el libro de normas y le está saliendo bien la cosa.

En Malasia salvó una reprimenda su zigzagueo delante de Petrov. Luego invadió la zona de trabajo del pit lane de China, en un mano a mano eléctrico con Webber y ya en Canadá, se quedó sin gasolina para volver al garaje el sábado, y logró una pole muy ajustado, con la ayuda de su coche tan descargado. La FIA dijo que aquéllo no podría repetirse, que se castigaría.

Y ayer, aunque sí hubo sanción, llegó tan tarde que Hamilton ni se enteró. Vamos, que le vino a cuenta saltarse el reglamento porque terminó segundo. Atado a la legalidad, habría rodado junto a Alonso, octavo al final, castigado por esta vez sin premio en la lotería del coche de seguridad y distanciado en el campeonato, ahora en manos de McLaren con sus dos pilotos al frente.

Alonso ganó una posición con la tarde avanzada porque del guirigay que se montó con el coche de seguridad salió una retahíla de sanciones. No sólo la de Hamilton. A nueve pilotos les colocaron cinco segundos por correr demasiado camino del pit lane cuando apareció el "safety". Button, Barrichello, Hulkenberg, Kubica, Petrov, Sutil, Liuzzi, De la Rosa y Buemi no respetaron el tiempo mínimo establecido y hubo cambios en la clasificación.

De la Rosa

Ningún vuelco, porque el podio no se alteró y entre los diez primeros sólo De la Rosa y Petrov salieron de la zona de puntos. El español no tiene suerte ni el día que iba a sumar sus primeros tantos del año. Era décimo pero bajó dos posiciones. Alguersuari las ganó pero sin premio, igual que Massa, beneficiado con tres lugares y decimoprimero en la lista oficial.

La carrera terminó muy mal para Ferrari el día que mejor pinta tenía todo. Habían salido impecables Alonso y Massa, aprovechando el despiste de Mark Webber en la salida. Y rodaban con cierta alegría detrás de Vettel y Hamilton en una buena situación para afrontar la carrera. Llegó el desaguisado del coche de seguridad y todo cambió. De un podio, a la nada; de seguir de lleno en la pelea, a ver a los rivales a distancia, un drama antes de viajar a Inglaterra en el filo de la navaja.