Rafael Nadal, número 1 del mundo, logró ayer una costosísima victoria en la pista Central ante el alemán Philipp Petzschner para meterse en los octavos de final de Wimbledon, al imponerse al germano por 6-4, 4-6, 6-7 (5), 6-2 y 6-3 en 3 horas y 45 minutos.

Tras vencer a su rival alemán, 41 en el ránking de la ATP, el ganador de Roland Garros y segundo favorito del cuadro, tendrá como próximo adversario al francés Paul-Henri Mathieu, verdugo ayer del tenista holandés Thiemo De Bakker.

Por su parte, el alicantino David Ferrer, noveno favorito, sufrió ayer para meterse en los octavos de final tras eliminar al francés Jeremy Chardy por 7-5, 6-3, 4-6, 3-6 y 7-5 en 3 horas y 4 minutos.

Ferrer, que también alcanzó esa ronda en este Grand Slam en 2006, será el próximo adversario del sueco Robin Soderling, sexto favorito y doble finalista de Roland Garros, que minutos antes venció en tres sets al brasileño Thomaz Bellucci, vigésimo quinto cabeza de serie.

Ferrer dijo que nunca perdió la fe en sí mismo ante el francés Jeremy Chardy y comentó que saldrá al encuentro del sueco Robin Soderling, favorito en su próximo duelo de octavos de final de Wimbledon, sabiendo que en un partido de tenis "pueden pasar muchas cosas".

"Estaba encarrilado pero quizá dejé de tirar, saqué peor y él jugó más suelto. Al final se me ha complicado muchísimo", explicó el jugador. Observó que "si hubiera sacado un poco bien en el tercer set, habría sido más fácil". Ferrer señaló que en todo momento sabía que el partido "podía cambiar" y que nunca perdió "la fe" en sí mismo.