El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, exigió ayer "responsabilidades" por el "desastre" de la selección gala en el Mundial y dio orden a sus ministros de que se encarguen de que los 'bleus' no perciban ninguna prima económica y anunció un proyecto de renovación del fútbol de su país.

Tras reunirse con el primer ministro, François Fillon, con la titular de Deporte y Salud, Roselyne Bachelot, y con la secretaria de Estado del Deporte, Rama Yade, para "hacer balance de la infeliz participación de la selección francesa" en el Mundial, Sarkozy dio claras instrucciones al ejecutivo y anunció una futura reflexión más profunda y completa.

De entrada, el jefe del Estado pidió garantías a los ministros de que los responsables "asuman rápidamente las consecuencias por el desastre" y solicitó que se ocupen de que el conjunto de la selección nacional no reciba "ninguna gratificación financiera", declaró el Elíseo en un comunicado.

"Más allá de las consecuencias inmediatas, este fracaso es la ocasión de responder a cuestiones estructurales que perduran desde hace mucho tiempo", por lo que Sarkozy convocará a partir de octubre una reflexión conjunta sobre el fútbol francés.

La selección francesa, contundentemente eliminada en la fase de grupos del Mundial de Sudáfrica, ha protagonizado el mayor escándalo de lo que va de torneo, con un pésimo balance deportivo, insultos entre jugadores y cuerpo técnico y motines de los internacionales, lo que ha propiciado un aluvión de críticas de público, medios, políticos y patrocinadores.

De momento, Thierry Henry visitará hoy al presidente a petición del propio jugador. "El mismo llamó al presidente desde Sudáfrica para decirle que le gustaría verle a su regreso".

La ministra del Deporte ya anunció que los responsables del "desastre" tendrían que "rendir cuentas" por lo acaecido y agregó que "la selección nacional es un campo en ruinas, física, técnica y moralmente".

Tal y como se había anunciado antes del Mundial, Domenech dejará el cargo de seleccionador y será sustituido por Laurent Blanc.

Las miradas se centran ahora en el presidente de la Federación Francesa de Fútbol, Jean-Pierre Escalettes, quien ha anunciado que no tiene intención dimitir. "Tengo sentimientos de consternación, de vergüenza (...) pero también de no tener derecho a abandonar un barco a la deriva".