La ilusión por ganar el Mundial de Sudáfrica tiene la compensación añadida de acabar con la maldición mundialista, con las desgracias de la selección española que nacieron en 1934, y han tenido despedidas relacionadas con desafortunadas y malintencionadas actuales arbitrales, y errores de los propios futbolistas.

El equipo español no participó en Uruguay, en 1930, como tampoco lo hicieron otros paises europeos. El largo viaje, los gastos del desplazamiento, cuando el profesionalismo todavía no daba para grandes ahorros a los futbolistas, propiciaron muchas ausencias.

En 1934, en Italia, se acudió y el primer partido acabó con victoria ante Brasil, que entonces ya había incorporado a los negros y contaba con futbolistas de gran categoría como Leonidas. Brasil creció a partir del momento en que los grandes clubes, nacidos para la práctica de las regatas, hicieron hueco a negros y mulatos. Arthur Friedenreich, el mayor goleador de su historia, era hijo de alemán y brasileña. La bota del mulato con la que se ganó por vez primera la Copa América fue expuesta en un escaparate como exvoto.

En Génova, en el estadio Luigi Ferrari, España ganó a Brasil con dos goles de Lángara y uno de Iraragori. Leónidas hizo el brasileño. En Florencia, el 31mayo, España e Italia empataron a uno. El español lo marcó Luis Regueiro y el empate, Ferraris, en jugada en la que Zamora fue empujado hasta la red sin que el árbitro anulara el tanto. La prórroga acabó sin goles. Hubo que jugar el desempate. La dureza de los italianos obligó a cambiar el equipo. El primer partido lo jugaron Zamora, Ciriaco, Quincoces, Cilaurren, Muguerza, Fede, Lafuente, Iraragorri, Lángara, Regueiro y Gorostiza. En el desempate lo hicieron Nogués, Zabalo, Quincoces, Cilaurren, Muguerza, Lecue, Ventolrá, Luis Regueiro, Campanal, Chacho y Bosch. A éste lo lesionó Meazza y estuvo muchos minutos fuera del campo, así como Regueiro y Quincoces. Bosch aguantó, pero con las vuelta de los anteriores se retiró definitivamente. El árbitro, el suizo Mercet, dio valido el gol de Meazza con Nogués sujetado para que no pudiera intervenir. Para colmo, anuló un tanto a Campanal. La actuación del árbitro fue tan lamentable que su federación lo suspendió a perpetuidad.

En 1938, a causa de la Guerra Civil no se pudo acudir y se volvió a participar en Brasil en el 50, tras eliminar a Portugal. Allí, tras vencer a EE. UU. (3-1), a Chile (2-0), se derrotó a Inglaterra con el famoso gol de Zarra, que no fue con la cabeza como se ha narrado tantas veces, sino con la canilla.

Esta victoria fue utilizada políticamente y el presidente de la Federación, Armando Muñoz Calero, dijo en Radio Nacional: "Al mejor Caudillo del mundo. Excelencia hemos vencido a la Pérfida Albión". En la ronda final se empató con Uruguay (2-2), gracias al gran disparo del capitán uruguayo Obdulio Varela, que Ramallets, en el único fallo no atajó el balón. Después, en la víspera contra Brasil los seleccionados no pudieron dormir porque tuvieron toda la noche junto al hotel un enorme jolgorio. Contra los anfitriones se perdió (1-6). El tanto fue de Silvestre Igoa. En el partido final se perdió con Suecia (1-3). Se obtuvo el cuarto puesto. En la parte final no hubo eliminatorias, sino liguilla entre los cuatro vencedores de los grupos.

España no se clasificó para el campeonato del 54 en Suiza. Ganó a Turquía en Chamartín(4-1). En la vuelta, en Estambul, se perdió por 1-0 y hubo que desempatar en Roma porque no valía la diferencia de goles. Hubo empate a dos tantos. Hubo que recurrir al sorteo y la mano inocente de un niño dio el pase a Turquía. El hecho pasó como la eliminatoria del Bambino. En Roma no pudo jugar Kubala a causa de un telegrama que resultó falso y que amenazaba con descalificación. Kubala era exiliado húngaro y había sido autorizado con anterioridad a jugar.

No hubo más suerte 4 años después. Con una delantera formada por Miguel, Kubala, Di Stéfano, Suárez y Gento no se pudo vencer a Suiza en Madrid (2-2), se perdió en Escocia 4-2 y se venció a Escocia 4-1 y Suiza 1-4, pero fue inútil.

El 62 fue una nueva oportunidad. A Chile, con Coronado y Helenio Herrera como responsables técnicos, se viajó con Di Stéfano quien, lesionado no llegó a jugar, pero si lo hicieron Santamaría, llegado de Uruguay, Eulogio Martínez, de origen paraguayo y Puskas, húngaro. Checoslovaquia nos derrotó (0-1) La selección venció a México (1-0) y en el partido decisivo perdió con Brasil (1-2). Fue el mejor encuentro y hubo gol a favor, pero Brasil remontó. No jugó Pelé, lesionado, y la estrella fue Amarildo. Fue un gran fracaso a pesar de los nombres de Carmelo, Del Sol, Peiró, Puskas, Suárez, Gento y Collar.

El 66 fue una nueva decepción. José Villalonga, ganador de la Eurocopa dos años antes tampoco tuvo fortuna mundialista. Argentina ganó por 2-1. España echó genio y derrotó a Suiza 2-1 gracias al gol de Manolo Sanchis. pero cayó con Alemania (1-2).

Cada Mundial tenía como consecuencia el cambio de seleccionador y la renovación del equipo, pero los resultados eran parecidos. Al 70, en México, no se acudió porque se cayó ante Bélgica, Finlandia y Yugoslavia. Hubo empate en Yugoslavia y se repitió el resultado en casa con Bélgica. El partido de vuelta, en Lieja, pasó a la historia por los incidentes. Hubo hasta agresiones al acabar el partido. Bélgica ganó por 2-1. Derrotar a Yugoslavia en Barcelona por 2-1 no supuso un paso adelante y el doctor Eduardo Toba, seleccionador, un pedagogo, dimitió. Para el partido que quedaba jugar en Finlandia tomaron las riendas Miguel Muñoz, Luis Molowny y Salvador Artigas. En Helsinki se padeció lo que se consideró la mayor humillación de la historia al perder por 2-0. A los seleccionadores circunstanciales les sucedió Ladislao Kubala quien no tuvo más fortuna. En la fase previa del siguiente campeonato se tuvo que llegar al desempate en Frankfurt con Yugoslavia. Allí, Katalinski batió a Iribar y de nuevo el Mundial se vivió desde casa.

En el 78, en Argentina, tras un recibimiento apoteósico en el estadio del Vélez Sarsfield adornado con multitud de banderas españolas, se perdió (1-2) con Austria. Se desaprovechó la gran oportunidad de derrotar a Brasil en Mar del Plata. Del partido quedó para la historia el gol nonato de Cardeñosa, quien nunca supo explicar qué le pasó.

La mayor vergüenza, sin embargo, se vivió en el 82. Las desgracias comenzaron con aquella horrenda mascota, Naranjito. En Mestalla se hizo el ridículo frente a Honduras (1-1), e Irlanda del Norte (0-1). Se venció a Yugoslavia (2-1) gracias a la generosidad del árbitro quien mandó repetir un penalti para que se acertara. Después en el Bernabéu se pifió ante Alemania (1-2) e Inglaterra (0-0). La tradición decía que el equipo anfitrión alcanzaba en casa su mejor clasificación. Se rompió la costumbre.

El segundo mundial de México trajo nueva maldición arbitral. El australiano Brambridge no dio por valido el gol que le marcó Míchel a Brasil (0-1) y que pudo haber cambiado el rumbo. España superó a Irlanda del Norte (2-1), Argelia (3-0) y alcanzó su gran triunfo en Querétaro al derrotar (5-1) a Dinamarca, que hasta entonces aparecía como una de las favoritas. Fue el día de los 4 goles de Butragueño. El paso siguiente, contra Bélgica se empató a un tanto que obligó a prórroga y penaltis El asturiano Eloy marró el suyo y, otra vez, a casa cuando el equipo había crecido. Bien es verdad que aquella tarde hubo que improvisar la defensa a causa de las sanciones. La formaron Tomás, Gallego, Chendo, y Camacho. Faltó Goicoechea, ausencia fundamental.

En el 90, con Suárez de seleccionador, se volvió a tropezar con Yugoslavia. Aquí las desgracias fueron propias. No fue así en EE. UU. donde el árbitro húngaro Phul volvió a aparecer como elemento para no olvidar. Además de que Salinas no marcó el gol que tuvo, Tassoti le partió la nariz a Luis Enrique. En Francia fueron errores españoles contra Nigeria (2-3) y autogol de Zubizarreta, Paraguay (0-0) y Bulgaria (4-1).

Otro árbitro fue la bestia negra del equipo en el torneo de Japón y Corea. Contra los coreanos del sur surgió el egipcio Al Ghandour quien hizo lo posible para que España fuera eliminada. Los anfitriones siguieron porque ganaron en los penaltis. Con anterioridad debieron ser eliminados.

Alemania fue torneo de problemas internos. De allí salió Aragonés quemado con algunos jugadores. Borró de la lista a alguno y, finalmente, dejó de llamar a Raúl. A partir de Alemania se enderezó la selección y acabó con la victoria en la Eurocopa.