Rafa Nadal no cree que la final de Roland Garros contra el sueco Robin Soderling, el último que le ha ganado en tierra, signifique una venganza, aunque eso sí, desea que haya sol el domingo, y está contento porque se encuentra donde ha deseado desde "hace mucho tiempo".

"Estoy donde soñé hace mucho tiempo, en las mejores condiciones físicas y mentales, no como el año pasado que jugué en las peores condiciones los momentos más importantes del año", dijo Nadal quien suspira porque el domingo haga buen tiempo como hoy.

"El sol es energía, con la lluvia y el viento se juega peor, y con buen tiempo, la bola bota más y eso me favorece", explicó en inglés sobre la importancia para él de un tiempo más benigno para la final.

"Contra estos jugadores que pegan tan plano, si hace mal tiempo, la bola se pone más grande, y es más fácil para ellos. No obstante, hay que ser positivo, y voy a pensar que, haga sol, viento o diluvie, serán las condiciones buenas para mi", dijo.

Sobre Soderling matizó que los problemas que hubo con él se han olvidado. "Es una relación normal, después de lo de Wimbledon 2007 no he tenido problemas con él. Ha mejorado su nivel de tenis y también su personalidad. Es algo tímido", señaló.

"Si gano el domingo será en lo último que pensaré", reflexionó sobre el número uno que recuperaría. "Mi principal objetivo es estar saludable lo más que pueda, lo he hecho este año, y estando así tengo oportunidades de recuperarlo. Roland Garros es ahora, y el número uno puede llegar en otras ocasiones", añadió.

"Es una final distinta, porque no juego contra el número uno, como me ha sucedido en todas las ocasiones menos en la primera. Pero es la misma decepción o alegría, si pierdo o gano", comentó.

"Ganar contra Roger o contra Soderling, no me va a cambiar nada después. Contra Roger es una sensación especial por toda la rivalidad de estos años, y (los enfrentamientos) tienen algo distinto", matizó Nadal.

"Ha sido el mejor partido que he jugado en Roland Garros en 2010. He sacado muy bien, menos en los últimos diez minutos, y me voy satisfecho. Lo único, que tenía que haber ganado por 6-3 en el tercer set, pero el rival también juega y hay tensión y es normal que salgan a la luz los nervios", explicó.

Nadal admitió que al final del encuentro sintió nervios. "Roland Garros es siempre un poco especial para nosotros, porque es el grande donde tenemos la opción menos difícil para ganar, y eso hace que los nervios sean más grandes", dijo.

"En Australia u otros torneos hay menos responsabilidad. Pero hoy ha sido el día que más relajado he estado, menos al final. Lo importante es que estoy preparado para superarlo", añadió.

"Soderling es completo, quizás no de los que mejor se mueva, pero es difícil hacerle mover. Es muy difícil de parar, juega muy largo, es difícil sacarle de su posición, tiene los brazos muy largos y desde cualquier sitio te pega un palo. Me ganó el año pasado, pero también es verdad que no estuve al cien por cien. Tengo que hacer mi trabajo, si no, felicitarle y a Queen's", dijo Nadal sobre la final.

"Es una final en la que los dos son favoritos, están para ganar. No hay ni una que sea fácil y clara. Es muy complicado, y él es el último jugador que me ganó en tierra", explicó.

"Dentro de lo que cabe no es un tipo que no te de ritmo, pero a veces es imparable, tira muy plano y cerca de las líneas. No te hace saque red. Si se quiere ganar hay que hacer cosas, pero lo vital es sacar yo bien, y estar sólido con mi saque, sobre todo, tal y como está la pista", dijo sobre su estrategia.

"Si juego bien y juego largo, bien, y si no, es imposible ganar a Robin porque está jugando increíble y es imposible pararle", añadió. "La teoría es simple, la práctica se complica", matizó.