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l cineasta alicantino Luis Colombo conoció a Jesús Franco en 1971, cuando éste quería rodar una serie de planos en la zona de Elche para su película "Sexo caníbal". Colombo en ese momento era corresponsal de NODO en Alicante, Murcia y Almería, "por lo que era de los pocos que tenía cámara de 35 milímetros, así que decidió contar conmigo como operador de cámara y director de foto", recuerda. Este encuentro marcó intensamente la carrera de Colombo, ya que un director como Jesús Franco, sin duda, no deja indiferente. Su genuina forma de rodar, capaz de filmar tres o cuatro películas a la vez sin que ni siquiera lo supiera su equipo, y los registros que tocaba (terror, aventuras y sexo en la época del Franquismo); convertían cada película en una escuela de cine y en una intensa aventura para cualquiera que le acompañara. También contaba con una gran creatividad y era capaz de transformar la playa alicantina en Copacabana, Callosa d'En Sarrià y las fuentes del Algar en África, y los palmerales de Elche y Alicante en el Amazonas. Muchas de las anécdotas que allí surgieron, actores y fotografías vienen recogidas en el libro de Luis Colombo, que actualmente se encuentra en proceso de corrección y que editará próximamente el Instituto Juan Gil-Albert bajo el título de "El cine de Jesús Franco en Alicante". Colombo recuerda personajes que pasaron por las manos de Franco, como Charlie Chaplin (el nieto del genial actor);, Chris Mitchum (hijo de Robert Michum); o el actor valenciano Antonio Mayans.

La mayor parte del cine de Franco se rodaba de una manera clandestina, ya que sus contenidos eróticos y violentos tampoco podían hacerse en medio de una calle transitada, y más aún durante la dictadura. De hecho, muchas de sus películas se distribuían sólo en el extranjero, aunque todavía siga despertando el interés de un buen sector de la juventud española. "Una vez, en Altea, estábamos haciendo una escena en la que un hombre acuchillaba a una mujer. Lo rodábamos desde unos matorrales para dar sensación de lejanía por lo que no se veían las cámaras. Un vecino de la zona llamó a la Guardia Civil creyendo que en realidad se estaba cometiendo un crimen".