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Loquillo: «Tengo más miedo al silencio que a la pandemia»

La pandemia le obligó a cambiar su gira El último clásico por La vida por delante

El cantante Loquillo actúa el domingo en Alicante.

P Poesía y música, Loquillo y Sopeña. ¿Eso es La vida por delante?

R «Cuando mengua la fortuna, el ingenio debe ocupar su espacio». No es mío, es de Churchill. Hay que saber reinventarse y adaptarse al medio. Mi proyecto con Gabriel se desarrolla únicamente en teatros y auditorios. El personaje que interpreto nada tiene que ver con la leyenda del rock español. Ante el aplazamiento de la gira El último clásico por la pandemia, me refugié en la poesía. No es nuevo para mí. Por eso, la poesía tiene su espacio que es el teatro y el rock tiene el suyo, los clubs y los grandes shows. No debemos confundir los términos. Mi público conoce bien esa dualidad y sabe perfectamente que jamás reproduciría mi repertorio de rock español en formato acústico en un teatro... para eso ya están los cumpleaños o las fiestas entre amigos (risas).

P En ese disco, grabado en 1994, y en Con elegancia

R Seguimos la tradición popular que se inició con los trovadores, aportando sonoridades propias de nuestra generación y poetas nunca antes musicados. Los dos primeros trabajos son corales, el tercero es la banda sonora de la película Mujeres en pie de guerra, el cuarto está dedicado a la obra de Luis Alberto de Cuenca y el quinto, al poemario Europa de Julio Martínez Mesanza. En este espectáculo se citan entre otros, Atxaga, Brel, Benedetti, Brassens, Gil de Biedma, Cash, Vázquez Montalbán, De Cuenca, Mesanza, Mauricio Aznar... sin olvidar la obra de mi compañero Gabriel Sopeña.

P Ha citado a muchos poetas a los que han musicado y llevado a los escenarios. ¿Cuáles son sus preferidos para leer y cuáles para cantar?

R La pregunta es más adecuada para el gran Gabriel Sopeña. Poetas preferidos para leer no tengo porque tengo un gran abanico. Es como cuando te preguntan por tu disco favorito... tengo muchos.

P Hacer un espectáculo como este requiere una compenetración con la otra persona, en este caso Sopeña. ¿Eso lo percibe el público?

R ¡Llevamos 30 años trabajando juntos! Son muchas canciones compuestas y un montón de giras conjuntas. No creo que haya nada más que añadir. El público sabe bien qué viene a ver.

P En este viaje no están solos sobre el escenario.

R No, en esta aventura nos acompañan Laurent Castagnet, Alfonso Alcalá y Josu García, que ya estuvieron presentes en nuestra última gira y que además comparten protagonismo en mi otra vida como miembros de la mejor banda de rock del país.

P El título de esta gira, La vida por delante

R Como dice la canción de Frank Sinatra, That's Life, así es la vida. Tengo más miedo al silencio que a la pandemia. Ya lo escribió Benedetti: «Obedecer a ciegas deja ciego, crecemos solamente en la osadía».

P ¿Qué sensaciones ha tenido en los conciertos que ha ofrecido ya en la nueva normalidad, con aforos reducidos, el público sentado, con mascarillas y separados? ¿No es perder un poco la esencia misma de los conciertos?

R La vida por delante es un proyecto que pretende a través de la poesía reivindicar un oficio y a unos profesionales que han sido abandonados a su suerte por parte de la Administración. Es un acto de fe y responsabilidad en defensa de la cultura española en el peor momento. Nosotros damos la cara en defensa de un sector que durante el estado de alarma fue la gasolina y la banda sonora del confinamiento y que representa el 4% del PIB.

P La música afronta un futuro incierto, bueno como prácticamente todo, pero el sector de las artes se ha visto muy tocado. ¿Alguna idea para superar esto?

R Hay sectores que no pasan por su mejor momento, pero al menos el Estado sale al rescate. Yo no le pido al Estado subvenciones, sino pautas para poder trabajar. Un protocolo para los espectáculos que no varíe entre comunidades o directrices locales y, sobretodo, exenciones fiscales para la iniciativa privada que son quienes, al fin y al cabo, se juegan su dinero. La Administración debe fomentar la cultura como le corresponde, pero no aspirar a su control.

P ¿Siente que se está maltratando la cultura cuando ha sido uno de los sectores más solidarios durante esta crisis?

R Nuestro presidente prometió que nadie iba a quedarse atrás en la recuperación. El trato a los profesionales del sector en países como Alemania, Francia o Gran Bretaña, donde se han destinado más de tres millones de euros a las pequeñas salas de conciertos para ayudar a su reapertura, deberían ser un ejemplo a seguir. En nuestro país es necesario que se apruebe de una vez el estatuto del creador y más que nunca es necesario un Pacto de Estado por la Cultura entre todos los implicados.

P ¿Se ve pronto sobre un escenario con sus temas de siempre con el público saltando y bailando delante?

R Si te refieres a mi otra vida como estrella de rock español, como cantaba Doris Day en El hombre que sabía demasiado, el clásico de Alfred Hitchcock «Qué será, será...».

P ¿Es momento de pensar en nuevo disco?

R Trabajo con varios compositores a la vez y eso me permite tener estrategias adecuadas para cada momento. Ya llevo 42 años de vida artística desde que debuté en un cabaret en las Ramblas de Barcelona recién cumplidos los 17.

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