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El Chicho Ibáñez más desconocido en 200 objetos

El Festival de Cine de l'Alfàs del Pi recuerda al maestro de la televisión en Historias para no olvidar

Dos imágenes de la exposición Historias para no olvidar, dedicada a Chicho Ibáñez Serrador. información

La foto de su partida de nacimiento o el recuerdo de su primera comunión, sus primeros cuadernos del colegio y algunos de sus prematuros guiones con anotaciones manuscritas pueden verse por primera vez en la pr0vincia gracias a la exposición con la que el Festival de Cine de l'Alfàs del Pi homenajea al maestro del suspense y genio de la televisión Chicho Ibáñez Serrador, fallecido en 2019.

Historias para no olvidar es el título de esta muestra instalada en la Casa de Cultura de l'Alfàs hasta el 25 de julio, que reúne más de doscientos objetos y documentos personales del realizador y creador audiovisual que revolucionó la pequeña pantalla en España en los años 60 y 70.

«Es un pequeño recorrido por el Chicho más desconocido y más personal», destaca el comisario de la exposición y amigo de la familia Carlos Urrutia, quien subraya que el propósito era mostrar «la parte más humana» del director de origen uruguayo, desde su infancia y juventud, «para entender cómo llegó Chicho a ser el Chicho que fue, un recorrido visual desde su primera foto hasta la última en silla de ruedas, con detalles de cómo ese niño se convierte en genio».

La muestra, que se presentó en noviembre de 2019 en la SGAE, fue recorrida y explicada por Urrutia y el hijo del creador de programas pioneros como el Un, dos, tres, Historias para no dormir o Mis terrores favoritos, Alejando Ibáñez, quien presentó el domingo su ópera prima Urubú, un thriller ambientado en el Amazonas protagonizado por el propio Urrutia y Clarice Alves.

Además de contar con un decorado gigante al estilo del dibujante Antonio Mingote, a quien Ibáñez Serrador dedicó un monográfico en el Un, dos, tres, entre las curiosidades de la muestra se encuentra la cinta con la que Chicho Ibáñez Serrador se presentó en TVE a principios de los años 60, una bobina con el capítulo piloto de una historia ( El hombre que vendió su risa) «que hizo que a las dos semanas Chicho ya estuviera trabajando en TVE y cambiara la forma de hacer televisión en España. Fue el big bang de la televisión», explica el comisario.

Carteles y fotografías de su primera película La residencia, figurines del vestuario del Un, dos, tres o el original de su primera obra, un texto de teatro denominado Obsesión y firmado como Luis peñafiel, que se halló en Tenerife tras años desaparecido, acercan al público la figura de este «maestro», como le define el director del festival, Luis Larrodera, en este «recordatorio maravilloso».

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