Para unos ha sido la oportunidad para realizar proyectos aparcados hace tiempo; para otros, la posibilidad de ampliar sus facetas artísticas. Para todos, una forma de sobrevivir en el desierto. El caso es que la situación obliga a reinventarse. Si los escenarios no van a los artistas, los artistas buscan nuevas opciones para seguir adelante en una situación de aguda crisis en las artes escénicas.
Hace tres décadas que Luis Leal comenzó en el mundo de las recreaciones históricas por toda España con Legend Especialistas. Circo romano, batalla de Cartagonova, mercados medievales... Todo eso ahora es pasado. Ante la disyuntiva de pararse o estrujar la imaginación, Leal ha elegido lo segundo y ha puesto en marcha un proyecto que tenía en el cajón desde hace años: montar un espectáculo en su finca de Villajoyosa.
Y eso es Circus Maximus, un montaje con lucha de gladiadores y carreras de cuádrigas, en el que el público tiene la última palabra. «Nos hemos tenido que reinventar y yo creo en un proverbio que dice que en tiempos de vientos, hay quien construye muros y hay quien construye molinos», afirma Luis Leal. «Empezábamos con actuaciones en marzo y terminábamos en octubre, pero aún no hemos salido. Sé que tengo suerte porque lo hemos podido hacer al tener espacio para ello».
Consiguió los permisos del Ayuntamiento de Villajoyosa, «que nos ha apoyado, dada la situación», y Circus Maximus se presenta al público todos los sábados en su finca, un espacio de 1.800 metros cuadrados al aire libre, con 14 personas trabajando y, siguiendo las recomendaciones sanitarias, con capacidad para 400 personas, la mitad del aforo completo. Además, el público debe llevar mascarillas y antes de entrar se toma la temperatura a todo el mundo.
De momento, la respuesta ha sido muy positiva, asegura Leal. «La aceptación del público es impresionante y es como si viniera a ver una película en directo, en la que también participa». Tanto es así que su intención es mantenerlo «aunque vuelva la normalidad».
Iván Serrano subía su proyecto Billy Mandanga a los escenarios con su guitarra y sus potentes letras. Todo eso, de momento, ha quedado en el recuerdo. Así que como opción, en cuanto lo permitieron las fases del confinamiento, comenzó a ofrecerse para actuar en casas o en eventos privados. «Reinventarse en el arte es fundamental porque si no, te quedas atrás; aunque, teniendo en cuenta el momento, hemos tenido que poner tarifa poscovid».
Actuar en fiestas privadas no es algo nuevo, «pero dadas las circunstancias había que incidir en esta posibilidad de llevar un concierto al salón de una casa, con los aforos permitidos según han ido cambiando las fases; miramos que haya seguridad y distancia, no que por ser en casa se descontrole».
La experiencia está siendo muy buena. «He actuado en casas, chalets, en fincas rurales... ha salido muy bien, la gente se divierte», afirma el cantautor que en estas actuaciones va acompañado de su percusionista, Kevin Mendes, «porque no puedes llevar toda la banda».
Para el músico, «tiene su punto romántico poner un cantautor en tu salón» y afirma bromeando que «normalmente nos ha contratado gente que no llevaba una cuarentena sino más bien una noventena sin ver a un músico en directo».
Desde su centro creativo en San Vicente, Carros de Foc lleva su teatro de calle por el mundo desde hace más de 20 años. Pero la compañía creada por Miguel Ángel Martín tiene en reposo sus marionetas gigantes desde hace varios meses, aunque una de ellas, Euterpe, se exhibe en Portugal.
Ahora parece que empieza a moverse el tema de las cabalgatas de Navidad, a nivel nacional e internacional, si todo va bien. Pero mientras, Carros de Foc trabaja en una nueva propuesta, «una especie de mini parque temático inspirado en el mundo Mad Max, con el lema Mutant Car». Experiencia en ese universo no les falta, por algunas de sus esculturas movibles y porque durante dos años han sido seleccionados en el Burning Man.
«La propuesta que estamos vendiendo es una nueva experiencia, un espacio artístico con esculturas gigantes fijas relacionadas con ese mundo apocalíptico, para que la gente vea que la cultura sigue en marcha y que suceden cosas en las calles», asegura Miguel Ángel Martín. A la propuesta artística se unirá además un espacio gastronómico y también música. «Ya hay ayuntamientos que han demostrado interés», destaca.
Otro proyecto que están perfilando es colocar sus esculturas gigantes en diferentes plazas y espacios de una ciudad. «Se trata de una intervención en las calles de toda la población y queremos que participen activamente todas las sociedades culturales y deportivas para ofrecer cosas y que la gente pueda disfrutar de actividades al aire libre».
El bailarín Ramón Sánchez volvió a Alicante en septiembre después de trabajar varios años en Estados Unidos y en Alemania. El confinamiento y la situación actual han supuesto un parón en su carrera. Algo poco recomendable para un cuerpo acostumbrado al movimiento y a la preparación física constante.
Pensó que si no podía bailar en un escenario, al menos podía compartir su experiencia con otros. «Mis padres se fueron al pueblo y convertí mi salón en un estudio», asegura. Ahora, pesas, pelotas de pilates y hasta una barra de ballet ocupan ese espacio. Allí imparte clases de pilates y entrenamiento fitness «para gente que no quiere ir al gimnasio todavía».
Además ha iniciado otra actividad, ofreciendo sesiones de rehabilitación a bailarines que han tenido una lesión. Ese es el caso del actor y coreógrafo alicantino Aarón Cobos, que tiene un problema de rodilla. «No es lo mismo una rehabilitación para una persona normal que para un bailarín», afirma.
También va a casas a dar clases, «todo mediante la danza, porque ahora es la única forma de conseguir algunos ingresos y además estar activo».
