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Una mirada ciudadana a los barrios

El proyecto fotográfico colectivo La Cámara Tejedora, desarrollado en torno a las Cigarreras, presenta un periódico, una sala de exposiciones virtual y 12 intervenciones en calles

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La Cámara Tejedora, taller fotográfico en barrios

Las calles están sucias, el patrimonio no está bien cuidado y la población, la mayoría de fuera, no acaba de sentirse integrada. Estas son algunas de las cuestiones que los vecinos de los barrios que rodean el centro cultural Las Cigarreras de Alicante han puesto sobre la mesa a través de un objetivo, dentro del proyecto La Cámara Tejedora. Lo que empezó siendo un taller de fotografía participativa, puesto en marcha por Lucía Morate, se ha convertido en un estudio sociológico en el que las imágenes retratan la identidad de estos barrios y sus gentes.

Vecinos de San Antón, Mercado, Carolinas Bajas, Campoamor, Pla Carolinas y Altozano han contado una historia, la suya, y la han compartido. Empezaron a trabajar en el mes de septiembre y terminaron rozando el confinamiento, que les llevó a hacer alguna sesión virtual. Como resultado, el jueves se presentó en la Casa de la Música de las Cigarreras un periódico, una sala de exposiciones virtual y 12 intervenciones realizadas en diferentes espacios de los barrios, como el MARQ, las Cigarreras o algunos comercios.

«En el periódico hemos reunido las imágenes, pero también hemos recogido en la calle frases y dibujos», apunta Lucía Morate. «De hecho, la portada del periódico es un conjunto de garabatos y expresiones porque nos interesaba crear ese espacio de reflexión».

En cuanto a la sala de exposiciones virtual, que estará lista en breve, mostrará un centenar de fotografías, seleccionadas entre las más de 300 realizadas en el taller. «La sala reproduce la Caja Blanca de las Cigarreras y ahí hemos metido la exposición colectiva de todos los alumnos, distribuida por temas y también hemos trabajado con imágenes de archivo para comparar cómo han cambiado estos barrios con el paso de los años».

El proyecto estaba dirigido a 15 participantes, aunque fijos finalmente fueron diez. «Todo mujeres, menos un chico, y solo una persona de Alicante, el resto gente de fuera y eso habla de la gran diversidad de los barrios». Además, estaba previsto que se desarrollase en tres meses, «pero los alumnos solicitaron que se alargase para poder trabajar durante más tiempo».

Financiado con fondos Edusi y Feder, además del respaldo de la Concejalía de Cultura de Alicante, Lucía Morate asegura que más que un taller fotográfico «mi intención era hacer un rastreo de este territorio y cómo nos vinculamos a él». Y la fotografía fue «una herramienta expresiva» para que contasen «en primera persona su experiencia y cómo ven su barrio, su entorno y qué es lo que echan en falta».

La fotógrafa afirma que «como en toda realidad», hay luces y sombras. Si bien Alicante goza de dos castillos que rodean los dos barrios protagonistas, playas y calas de ensueño y una gastronomía sobresaliente, también adolece de parques, jardines y vegetación en sus calles, con frecuencia descuidadas o sucias, un patrimonio poco atendido y una población foránea que, muchas veces, no acaba de sentirse integrada».

Lo deseable a partir de ahora, destaca, sería que «con todos esos datos, se pudiera trabajar por áreas y que las instituciones competentes se ocupasen de ello». Pero no solo los organismos públicos. «La participación ciudadana también es importante para que se vinculen a la solución de los problemas y contribuyan a dar una respuesta».

Una vez finalizado el proyecto y con todo el trabajo en las manos, Lucía Morate piensa en la posible continuidad de esta iniciativa cultural y colectiva. «El proyecto se podría alargar y también llevar a otros barrios de la ciudad, pero dependemos de la financiación pública que nos han dado».

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