El Principal ha recuperado su actividad. No la relacionada con el público, pero sí la interna con el objetivo que preparar al teatro alicantino para el reencuentro con los espectadores, algo que no sucederá hasta el mes de septiembre.
Luis Piedrahita tenía que haber cerrado el telón de la temporada el pasado 7 de junio, pero este año estaba ya bajado desde el mes de marzo por el estado de alarma decretado a consecuencia el coronavirus.
Con el cambio de fase, el personal comenzó a reincorporarse el pasado 1 de junio y desde entonces el teatro se ha puesto patas arriba para acometer las tareas de acondicionamiento y puesta a punto que se realizan todos los veranos. Pero este año, aumentado por la adaptación al nuevo protocolo establecido para garantizar la seguridad del público cuando se abran sus puertas. Al menos, las vigentes a día de hoy, «que en septiembre pueden ser otras», apunta María Dolores Padilla, subdirectora del Principal y ahora directora en funciones, hasta que los propietarios (Ayuntamiento de Alicante, Banco Sabadell y Generalitat) lleguen a un consenso, que se está dilatando en el tiempo, sobre la fórmula para su elección.
Las butacas cubiertas con una enorme lona y la espectacular lámpara de cristales rozando el suelo dejan una imagen poco usual del coliseo alicantino. Las máquinas de vapor están listas para limpiar los asientos y la grúa en el hall facilita el pintado de techos y reparación de grietas y humedades. A esto se añade la alfombra para desinfectar los zapatos y el dosificador de gel hidroalcohólico en la entrada de artistas, además de las tiras que impiden el acceso a los aseos ya desinfectados y el lavado de las cortinas de todos los camerinos y vestuarios. También se ha procedido a la desinfección de los mecanismos del telar y del aire acondicionado.
Ese es el aspecto que muestra ahora este teatro que ayer acogía en su interior la grabación de un videoclip y mañana, el primer ensayo tras el confinamiento del Coro del Teatro Principal. Eso será en la sala Nuria Espert, donde las distancias de seguridad no permiten la presencia de más de 21 personas. «Hemos marcado con tiras para que se respeten los dos metros de separación; lo podían hacer en el escenario, pero prefieren arriba con el piano», asegura Padilla que ante de la incorporación de los trabajadores repartió el protocolo de seguridad y también organizó una reunión con la mutua para la formación del personal de cara al protocolo a seguir durante su trabajo y una vez abierto el teatro al público.
Además de las actuaciones por la nueva situación, en coordinación con la Red Española de Teatros, se están acometiendo las habituales que se realizan una vez finalizada la temporada. «Estamos revisando las instalaciones, saneando las paredes y limpieza en general que hacemos todos los veranos, pero esta última con mayor intensidad». En este sentido, asegura que se ha desinfectado el sistema de sonido, el foso, las arquetas, los camerinos, el sistema de aire y el control de luces.
Padilla, que ha tenido que aplazar un total de 34 espectáculos de la programación, confía en que cuando empiece la temporada, «si hacemos las cosas bien», el aforo sea mayor del 75% actual. «Con un 80% en adelante podríamos trabajar», destaca. «En septiembre estaremos listos para abrir con todas las garantías para que el público vuelva a ilusionarse con el teatro y a sentirlo como su casa; eso es lo que más me importa».
