La exministra de Cultura que dio nombre a una ley, expresidenta de la Academia de Cine, cineasta, guionista y escritora, Ángeles González Sinde transita ya por una nueva normalidad que pasa por la reivindicación de la pausa, del abandono de la crispación y, sobre todo, por dar tiempo a la imaginación.

"La reivindicación de la pausa es algo que debíamos sacar de este confinamiento", afirma en una conversación con Efe en su primera "salida" a una terraza cerca de su casa, en Pozuelo de Alarcón, tras entrar Madrid en la Fase 1 del estado de alarma por la COVID-19.

Unas largas semanas en los que la guionista aprovechó al máximo "esos bloques de tiempo que antes usábamos en transporte o en reuniones, que ahora vemos que se pueden hacer perfectamente por teléfono", porque a ella el teletrabajo le ha aliviado "muchas cargas" que le rompían su concentración y su rutina de escritora.

Esos "vacíos", esas "pausas" son las que "nos han permitido cambiar una manera de pensar y hacer que funcione la cabeza de una forma diferente; decía Juan Genovés -cita- que al estudio de pintor hay que entrar con la cabeza vacía y todo lo que tengas que pensar o analizar lo harás antes o después, pero ese vacío es el que hará que broten cosas".

Justo ahí, González Sinde alumbró una idea que nunca se le había ocurrido: escribir cuentos para niños que se convertirían en pequeños cortos, elaborados, primero, con un móvil, luego, con iPad, y al final, ordenador.

Arrastró a su amigo, el pintor Joseba Díez Iriondo, que nunca había ilustrado, y él dibujó sus palabras, en cartones de embalaje cuando se le terminó el papel, y Freddy Valero les puso música. Así nacieron los "Confinacuentos", preciosas pildoritas animadas que publica El País, aunque tienen alma de papel.

Hay, cuenta a Efe, un último episodio que ilustrará Laura Clambor; con ella, González Sinde debería haber publicado un libro con todas las tiras que hicieron juntas para Yo Dona los dos últimos años hasta que cerró la publicación, pero no salió del almacén por la pandemia. "La tira de mujeres" es su título.

Ex ministra de Cultura del Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, últimamente no puede oír informativos. Se refugia en Radio 3, o Radio Clásica, que son su "bálsamo", dice, porque el ruido de la crispación "es insoportable".

Sin embargo, asegura que ahora valora "que la política es la que está detrás de la sanidad y de la que depende que tengamos un buen sistema de previsión social para el desempleo, y esas son las cosas importantes".

Le gustaría que los políticos llegasen a acuerdos, "como hacemos en las colectividades pequeñas, empresas o comunidades de vecinos, pero no hay forma si el estruendo no te deja pensar", considera.

En esa línea dice que las caceroladas "asustan mucho" porque "apelan al incivismo, o a la herencia de la Guerra Civil, ese fantasma que nos sobrevuela aún".

"Asusta y te hace adoptar posturas muy radicales porque crees que el otro nunca se va a poner de acuerdo contigo. Pero, si en la vida real se puede -reflexiona, optimista-, por qué no en la política".

No por estas cosas, pero de volver a la política, nada, afirma. "Eso lo hice un tiempo y luego volví a mi ser, que es la escritura, y estoy muy contenta con todos los proyectos en los que estoy". Guiones, series, películas y literatura.

Porque ya va por la mitad de su nueva novela, aún sin título -"no soy buena para titular", se ríe-. "Habla de algún modo de memoria histórica y de cómo eso influye en la convivencia de los vecinos en un pueblo muy pequeño", explica.

Aparte, le ha dado tiempo a reescribir el guion de la adaptación de la novela 'El comensal', de Gabriela Ybarra, de acuerdo a las nuevas medidas de seguridad: "A ver si podemos empezar a rodar este otoño".

No sabe más detalles. "Todos los rodajes que se han parado se van a reactivar al tiempo y eso va a condicionar mucho a equipos y técnicos; no sé si el reparto en el que pensábamos estará disponible".

Antes del COVID, la película intentó por dos veces salir adelante pero hubo problemas de financiación: "Es que no es comercial -explica-, es un drama familiar con el trasfondo de ETA y las repercusiones de la violencia social en varias generaciones de una familia".

También ha avanzado en los guiones de la serie biopic de Miguel Bosé y "ensambla" el piloto de otra serie para una plataforma "grande" sobre la que tiene que ser "discreta".