Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Artistas confinados lejos de casa

El compositor Ricardo Llorca, la cantante y bailarina Pilar Andújar y el bailarín Eneko Amorós relatan cómo viven la crisis sanitaria desde Puerto Rico, EE UU y Francia

Pilar Andújar, en una de sus clases de flamenco online desde Austin (EE UU). información

La artista almoradiense Pilar Andújar creó en 2017 un espectáculo flamenco llamado Abrazo. Ahora, esta cantante y bailarina manda abrazos virtuales a su familia en Alicante desde Austin (Texas, EE UU), donde se encuentra desde el 19 de febrero y donde tenía previsto hacer una gira por Arkansas, California y Texas, cancelada por las circunstancias sanitarias del Covid-19.

Artista y guerrera, como se define, no se queja, a pesar de que en plena cuarentena ha debido abandonar su anterior alquiler y buscarse otra vivienda: «Yo estoy bien y he podido reinventarme con las clases de flamenco online y también tengo un live stream con los que me contrataban en Arkansas, pero por supuesto, me encantaría que todo se arreglase para poder irme a mi casa con los míos», señala la artista conocida como La Gypsy, con residencia en USA, que debía haber vuelto el 21 de abril y, por ahora, tiene billete para el 7 de mayo «pero no tengo nada de seguridad de que las oficinas vuelvan a abrir para el 4 de mayo y no me tenga que quedar un mes más...», indica.

Andújar reconoce que se confinó en casa «antes de que en EE UU lo recomendaran porque veía lo que estaba pasando en España y solo salía al supermercado cuando era extrema necesidad. La mayor parte de la información me llega de los míos en España. La gente en EE UU no es consciente del problema, ellos piensan que no les va a pasar nada», apuntaba hace unas semanas la joven, a quien le preocupaba más la salud de su familia que la suya propia: «Todos están bien y eso es un respiro enorme para mí porque en la distancia todo se exagera».

Todo cancelado

Su reflexión sobre si tras la pandemia costará volver a empezar es clara: «A mí se me ha cancelado no solo este tour, sino todo lo que tenía después. Si la cultura ya estaba poco valorada en España y ya era difícil con esa cuota de autónomos, sin paro y sin educación cultural desde la infancia, ahora, con toda la gente en crisis, ¿quién va a pagar una entrada de un espectáculo o un concierto?».

Desde otra perspectiva, la de la recuperación lenta de la confianza, también cree el compositor y profesor Ricardo Llorca que costará volver a la normalidad. El alicantino lleva 32 años asentado en Nueva York, donde combina su tarea compositiva con la docente en la prestigiosa The Juilliard School. En plena zona cero de la pandemia estadounidense, Llorca respiraba «un ambiente de irresponsabilidad» antes de que se empezaran a tomar medidas .

«El gobierno de Trump no hacía nada, en lugar de buscar respuestas hablaba de culpables. Fui a trabajar a Miami y todo el mundo estaba en la calle como si nada, cuando Europa estaba desbordada de casos. El 21 de marzo regresé a Nueva York y en Juilliard me avisaron de que las clases serían por Zoom o Skype, empezaban a tomar medidas pero todo seguía lleno de gente y ahí ya me asusté», cuenta Llorca, que declinó volver a España «porque la situación ya estaba mal» y decidió irse a Puerto Rico, «país al que vengo mucho a trabajar y tienen el Auxilio Mutuo, un hospital fundado por españoles, y donde ya se habían tomado medidas como en España. Me sentía más seguro. Me vine a casa de una amiga, no me lo pensé dos veces: cerré la casa, cogí las partituras y tomé el último vuelo que salía el 22 de marzo».

Llorca, que en noviembre estrenó su última ópera en el Teatro de la Zarzuela, no podrá acudir el 5 de mayo al Auditorio Nacional con la cancelación de conciertos. «Ya volverán, lo importante ahora es salir de esto, pero va a ser muy difícil volver a llenar las salas sin sentirse inseguros. Recuperar la confianza llevará mucho tiempo y la cultura, la música, es de los sectores más afectados», apunta el compositor, que continúa trabajando en pantalla y sigue preparando obras nuevas.

Desde Toulouse, el alicantino Eneko Amorós augura que la cultura será el último eslabón de la cadena: «Mis compañeros me comentan que no actuaremos hasta 2021. Me parece demasiado pero no me extrañaría. Costará llenar salas, auditorios, bares y clases con gran cantidad de personas, pero cuando empiece se hará de modo gradual», indica este joven de 27 años que baila en el Ballet du Capitol de la ciudad francesa, a la que se mudó en agosto, y a quien el virus le pilló «en medio de mucho trabajo y ensayos generales para estrenos próximos».

«Pensé en volver a España constantemente, día tras día, mi deseo de estar con mi familia se hacía cada vez más intenso, pero nuestros directores nos pidieron que nos quedáramos en Toulouse con la esperanza de volver a empezar en un par de semanas, y para entonces ya era imposible salir», relata el bailarín, que por encima de la preocupación por su padre, auxiliar de enfermería, y otros miembros de su familia, prevalece «lo orgulloso que estoy de mis guerreros».

Arropado por las redes sociales

Eneko recuerda que la primera semana de confinamiento fue la peor - «mucha ansiedad, preocupación y desorientación»-, pero poco después decidió que tenía que «espolearse», ser positivo «y ejercer mi rutina de siempre mirando hacia adelante», y destaca que a ello ha contribuido la tecnología y las redes sociales, «tanto re-conectar y socializar con tu familia y amistades, como con el mundo artístico: clases online, entrenamientos, artistas de todo el mundo abriendo sus puertas de par en par... Me siento muy arropado y acompañado en todo momento». Ahora, su compañía les da clases online, lo que refuerza su rutina para no perder «la comba» y volver cuanto antes a los escenarios. Como todos.

Pablo Riquelme: «Estar en cuarentena es doloroso, pero la tecnología ayuda mucho»

El joven oriolano Pablo Riquelme, actualmente profesor en el departamento de Cine de la Universidad Estatal de San Francisco (USA), es otro de los españoles a quienes el coronavirus ha pillado a mucha distancia de su Orihuela natal.

P ¿Cómo estás viviendo esta situación lejos de tu familia?

R Vivir lejos ya es duro por sí solo, pero estos días, mucho más. Procuro llamarles todas las semanas para ponerles al día y asegurarnos de que todos estamos bien. Las nuevas tecnologías hacen que todo esto sea más llevadero, además, el virus ha llegado en un en un momento en que la sociedad está preparada para conectar a larga distancia. Estar en cuarentena es doloroso, pero la tecnología ayuda mucho en la distancia.

P Cuando te dijeron que había que cerrar y recluirse, ¿pensaste que era como una de esas películas de ciencia ficción?

R Desde luego que sí. Aún me sigo despertando por las mañanas sin creer que estemos en esta situación y mi mente necesita al menos un minuto cada día para procesar esta realidad. En la Universidad mandamos a los estudiantes a sus casas mucho antes de que en España se ordenara el confinamiento.

P¿Te quedaste porque no pudiste o no quisiste venir a Orihuela?

R Ambas cosas. Por un lado cerraron los aeropuertos y por otro, sigo trabajando. Como las fechas para volver a la normalidad se van alargando, no pude arriesgarme a cruzar el charco sin saber cuándo podría regresar.

P ¿Cómo ha afectado este parón a tus proyectos?

R Hollywood ha pospuesto todas las producciones. Congregarse en grupos no está permitido, por lo tanto rodar una película es imposible. Sin embargo tengo todos los días entre 5 y 7 reuniones online, llamadas y emails con diferentes managers, ejecutivos de estudios, productores, etc. Al paralizarse la acción en los set de rodaje, se ha incrementado el trabajo entre bambalinas. Ahora estoy centrado en escribir.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats