Cuando Eduardo Mendoza publicó La ciudad de los prodigios en 1986, la obra se convirtió en un clásico instantáneo, la historia de transformación de Barcelona narrada en paralelo al ascenso y caída de un arribista que el comiquero italiano Claudio Stassi ha convertido en una sombría novela gráfica. «Soy el hombre más poderoso de Cataluña», dice ante la tumba de su padre, y en un punto crucial de la adaptación, Onofre Bouvila, el joven huido de la miseria del pueblo a una urbe que cambia de fisonomía -urbana y social- entre las dos exposiciones universales (1888 y 1929), un tiempo convulso que este repartidor de folletos anarquista aprovecha para mutar a especulador sin escrúpulos y hollar la cumbre del poder, donde no es precisamente bien recibido.

Stassi (Palermo, 1978), que lleva once años viviendo en la capital catalana, explica que no conocía la obra de Mendoza y que fue el propio editor de Planeta David Hernando el que le sugirió leerla cuando planearon adaptar algún clásico contemporáneo. «Me encantó. Mendoza es genial. Impresiona su capacidad de describir las ambientaciones, los personajes, parece que estás con ellos, que caminas con ellos», analiza Stassi, quien no conoce personalmente al escritor.