P ¿Qué siente cuando viene a Elda?

R No es la primera vez que vengo pero siempre me emociono mucho porque empatizo con los duros y dramáticos momentos que mi abuelo debió vivir aquí.

P ¿Qué le contó de los días previos al exilio al final de la Guerra Civil?

R Por su compañera sí he sabido cosas. Por ejemplo que citó a Casado a una reunión en Elda y al no acudir viajó él a Madrid para tratar de negociar. Su último guardaespaldas y la escolta que lo acompañó al avión también me han permitido reconstruir sus últimos días en España, que debió ser la peor etapa de su vida.

P ¿La historia le ha hecho justicia?

R Justicia no lo sé pero ahora ya no es el desconocido que fue veinte años atrás. Aunque sigue siendo mal conocido, ya no existe el rechazo que había hacia él. Es muy difícil cambiar en las mentes cuarenta años recibiendo un mensaje falso.

P ¿Se refiere a las acusaciones de que se llevó el oro de España a Moscú y se plegó al comunismo soviético?

R Se siguen queriendo ignorar muchas cosas porque hay gente que no quiere saber ni admitir su equivocación. El oro se gastó y mi abuelo no era comunista aunque su Gobierno se basaba en una alianza. Hay muchas pruebas y documentos, entre ellos un telegrama de los soviéticos de enero de 1939, ofreciendo el primer préstamo que luego no llegó obviamente a España. Pero si hubiera habido oro no hubiera habido préstamo. Además, recuerdo de pequeña que al preguntarle nos decía que el comunismo era una dictadura y que cualquier dictadura era mala, aunque proceda del proletariado. Así que él era muy claro en sus ideas.

P ¿Cómo era el presidente de la II República en su dimensión humana?

R Yo lo recuerdo muy bien porque viví con él hasta los nueve años y medio y con su compañera hasta finales de los 80. Era muy exigente con los demás, hasta el extremo de que algunos decían que era autoritario, pero sobre todo era exigente consigo mismo. Lo recuerdo extremadamente curioso, se interesaba por cosas muy variadas, y era un humanista en el sentido del aprendizaje y el lado humano. Siempre estaba más a disposición de los demás que de él mismo. Siempre dispuesto a ayudar y, de hecho, muchos me han contado cosas que demuestran su calidad humana y su generosidad natural. Recientemente hemos encontrado en el archivo un giro que envío a Machado porque estaba sin medios para vivir.

P Su abuelo presidió el Gobierno de la II República entre 1937 y 1945. Los seis últimos años ya en el exilio...¿Cómo vivió esa etapa en Francia?

R Con sus nietos era muy tierno. Yo era la segunda y me llamaba «mi brujita». Nos hacia ver que todo iba bien y se ocupaba de toda la familia. Nos llevaba a ver películas y visitar países, museos, catedrales y exposiciones. Pero ahora, con el tiempo y con la edad, me he dado cuenta de que era un hombre acabado, por no decir deprimido. Tenía problemas de salud muy graves pero el golpe más fuerte se lo llevó en 1955 cuando reconocieron a España en la ONU porque ahí ya la lucha se terminaba. Decía que uno es exiliado cuando deja de luchar y él no dejó de luchar hasta ese momento. De hecho, unos días antes de morir fue a Yugoslavia a conmemorar las brigadas internacionales.

P ¿Por qué un reputado científico decidió dar el salto a la política?

R No es una contradicción porque un médico se preocupa por la gente y la política es interesarse por la gente. Allende también fue médico y político. Es cierto que como profesor de fisiología mi abuelo formó a mucha gente extraordinaria como Severo Ochoa y Rafael Méndez...

P ¿Qué le parece el esfuerzo del Ayuntamiento de Elda

R Lo valoro mucho y más en Elda, que es un símbolo no solo del final de la República sino de la transición con el exilio.

P ¿Apoya la Ley de Memoria Histórica?

R Es necesaria si España quiere crecer como democracia pero hay que perfeccionarla. Hay que escuchar todas las voces y dignificar a los muertos y los desaparecidos. Es una aberración pensar que un país moderno todavía tenga muertos en las cunetas y que la gente ande desesperada buscando a sus padres y abuelos.

P ¿Y la exhumación de Franco?

R También era necesaria y faltan otros como su vecino de entierro -en alusión a Primo de Rivera- porque no entiendo que se tenga que enaltecer a gente que ha traído tanta tragedia, miseria y retraso a un país que fue de los cinco más avanzados del mundo. De hecho, las ideas republicanas todavía están vigentes hoy y prueba de ello es que la tercera mujer ministro en el mundo fue española. Pero habrá que hacer más como la propuesta europea de transformar el Valle de los Caídos en un museo para ayudar a la reconciliación.

P ¿Es partidaria de traer los restos mortales de su abuelo a España?

R No porque eso sería falsificar la historia. Él murió en el exilio y quiso mantener el anonimato...no como Largo Caballero.

P ¿Qué opinaría de la España actual?

R Estaría contento de ver al país normalizado y moderno aunque las promesas vacías de Vox no le gustarían nada.

P ¿Cuál era la postura de Juan Negrín ante el nacionalismo de su época?

R Era un hombre de Estado. Respetaba la diversidad de España pero defendía la unidad de la nación poniendo en valor lo común y no lo diferente. Quería mucho a su país y no le gustaría verlo dividido.

P ¿Cómo se ve el conflicto en Francia?

R El nacionalismo es un instrumento para hacer creer cosas que no son ciertas. Desafortunadamente en Francia hay gente que cree que en España se volverá a la República por Cataluña. No han entendido mucho y están sujetos a la propaganda del nacionalismo, aunque también pienso que hay presos políticos y el conflicto catalán no debió haber llegado tan lejos.

P Socialistas y comunistas vuelven a gobernar juntos en España...

R Es indispensable que en este momento crítico se apoyen y estén unidos, que es lo que falló en la España de los años 30.