Juana fue la primera habitante de Sant Joan d'Alacant. O al menos la más antigua de cuya existencia se han hallado restos óseos. El descubrimiento de su tumba se produjo en abril de 2019, cuando varios vecinos alertaron de la aparición de un cráneo humano y numerosos restos óseos durante los trabajos de remoción de tierras en una parcela en el entorno de la plaza Maisonnave, en el centro de Sant Joan. En un primer momento, y creyendo que se trataba de restos relativamente recientes, se dio parte a la Guardia Civil, pero la posterior investigación ha hecho que este hallazgo modifique definitivamente la historia y el origen del pueblo, ya que tienen 1.500 años de antigüedad, de origen tardorromano, cuando hasta ahora lo más remotos eran de tres varones de la época islámica. Es decir que el nuevo hallazgo se remonta a entre 600 y 700 años antes.

Después de varios meses de investigación, los arqueólogos Alejandro Gomis y Humberto García se entrevistaron con varios vecinos que estuvieron presentes en la aparición de los restos. Durante una visita al cuartel de la Guardia Civil, se les informó que se procedió al levantamiento del cadáver y que fue depositado en el Instituto de Medicina Legal de Alicante Forense para su posterior estudio.

Y el excelente trabajo de la Policia Judicial de la Guardia Civil de Sant Joan, junto al pormenorizado estudio del médico forense, Miguel Ángel Devesa Sais, ha permitido a los arqueólogos elaborar un detallado informe remitido a la Conselleria de Cultura en el que se determinó que la cronología de la tumba se encontraba en torno a los siglos V-VI d.C. El arqueólogo Humberto García destaca que «esto significa que nos encontramos ante los restos humanos más antiguos hallados en Sant Joan hasta la fecha.

Concretamente, el estudio forense concluye que los restos óseos son de data antigua y pertenecen a una mujer de raza caucásica, alrededor de los 25 años de edad y de unos 1,54 metros de altura». Y es que los más antiguos hasta este descubrimiento eran un hombre y un niño hallados en la zona de Benimagrell y otro hombre en la calle del Carmen, en la década de los 90 el pasado siglo, y que pertenecían a la época islámica, entre los siglos XI y XII.

Cabe destacar que la tumba donde reposaban los restos de Juana, a la que los investigadores pusieron este nombre de manera cariñosa y en honor al pueblo de Sant Joan, se encontraba a más de dos metros de profundidad respecto al nivel de la calle actual. La tumba, del tipo cista, es una fosa de forma oblonga con las paredes de barro endurecido, orientada Norte-Sur, la cual albergaba, en deposición secundaria, los restos de Juana. Esto significa que Juana fue depositada, a priori, en el interior de un espacio funerario principal y posteriormente trasladada.

Una de las teorías sugiere que este cambio de ubicación de los huesos se produce cuando ya no existe conexión familiar con el difunto y se reutiliza la fosa primaria, aunque también puede deberse a un cambio del uso de las tierras u otro motivo urbanístico que se desconoce por el momento. Aun así, los restos de Juana fueron trasladados y depositados en una urna de barro fabricada ex profeso, con todo cuidado para este fin. Sin duda «fue un ser querido y respetado para las personas que se preocuparon en darle esta segunda sepultura», explican. Por desgracia, no se conserva la señalización, ni la tapa de la tumba. Tampoco restos cerámicos o ajuar que indicaran si se practicó algún tipo de rito previo a la deposición, ni restos epigráficos que proporcionasen identidad.

Necrópolis y villa romana

Este hallazgo junto con otros indicios recogidos en la historia de Sant Joan llevan a plantear a los investigadores que en el subsuelo del entorno de la plaza Maisonnave pueda existir una necrópolis tardorromana, así como un asentamiento romano en los alrededores, posiblemente una villa, más o menos próxima a ella. Por todo ello, y dada la relevancia del hallazgo, los arqueólogos van a realizar una petición a los representantes políticos de la localidad, para que eleven un escrito conjunto en el que se solicite la devolución de los restos de Juana, actualmente en el Instituto de Medicina Legal de Alicante, al pueblo de Sant Joan, para que sean depositados en el MARQ y poder disponer de los mismos en próximas exposiciones o en el futuro Centro de Interpretación Torre Ansaldo.