En 2014, comenzó a investigar las técnicas contra la falsificación empleadas en la fabricación de papel moneda. Una de ellas el guilloché, técnica de grabado en superficies metálicas presente en los billetes. Pero no se trata de un simple reflejo de esa medida de seguridad sino que Daniel G. Andújar (Almoradí, 1966) utiliza este elemento como vehículo para establecer un paralelismo con el mundo actual y sus conflictos.

Guilloché, que así se llama una de sus obras, incluida en el proyecto El capital, la mercancía, forma parte de la colección de arte del Banco de España, entidad que acaba de encargar al alicantino un proyecto sobre las falsificaciones, continuando esa senda iniciada hace seis años.

A lo largo de 2020, Andújar, uno de los artistas visuales más internacionales, trabajará en este proyecto que se presentará en 2021. «Evidentemente el Banco de España tiene especialistas en falsificaciones y me parece un mundo apasionante porque es gente capaz de detectar incluso el estilo de cada falsificador», asegura el artista. «Yo voy a trabajar con sus archivos que son de seguridad y soy consciente de que hay temas en los que no podré entrar; vamos a ver cuál es la fina línea entre lo que puede ser visible y lo que es secreto de Estado o del propio banco».

Como siempre, Daniel G. Andújar pretende ir más allá para ver «qué hay detrás», que es en lo que él centra su trabajo. «Detrás de esas falsificaciones hay otro tipo de artista que se ha dedicado a un negocio muy lucrativo que es imprimir su propio dinero y distribuirlo». A partir de ahí, «quiero ver cómo ha ido evolucionando de forma paralela el propio flujo del dinero, porque además el papel moneda está en vías de extinción». Para el artista, este hecho implica la desaparición de un aspecto «creativo y de diseño», como ocurrió «cuando desaparecieron los vinilos». Y también el tema de la falsificación, la copia, abocado a la desaparición. «Las tarjetas dejan un rastro y fiscalmente eso es interesante, pero es una pérdida importante de libertad».

Ahí es cuando Andújar, que realizó una exposición en el Reina Sofía en 2015 y en la Documenta de Kassel en 2017, va más allá. «Es una forma de control porque el dinero electrónico es más fácil de controlar que el papel moneda; la última libertad que tenemos de alguna forma se puede ir perdiendo, además hay un sector social que está desplazado del acceso a ese mundo electrónico e incluso de poder tener una cuenta corriente, y eso me ha preocupado siempre mucho».

De hecho, «si tú quieres ayudar a alguien como te plazca, puedes sacar un billete del bolsillo y dárselo para comer o lo que sea; pero la tarjeta de crédito o el móvil son incompatibles con eso, en algún sentido coarta esa libertad y también el sentido de la solidaridad».

Andújar, que el pasado jueves recibió un premio Importante de INFORMACIÓN, apunta que hay mucha bibliografía en torno a la falsificación de moneda, «pero es una parte muy novelada». «Eso ocurre desde el principio de los tiempos porque el Estado tiene el poder y el otro no sigue las reglas». En su opinión, en el tema de la falsificación de moneda «hay un efecto Robin Hood de repartir el dinero con los demás; aunque los motivos siempre son otros, el tema se rodea de ese efecto de romanticismo».

Por eso, este proyecto «es un ejercicio de transparencia, por poder trabajar en ese contexto.