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La nostalgia de los 70 hecha animación

El alcoyano Mario Domínguez integra el equipo del storyboard de La gallina turuleca, el clásico infantil que los payasos de la tele llevaron al cancionero popular y que ahora, convertida en un largometraje, despierta el recuerdo de los padres y divierte a sus hijos

La nostalgia de los 70 hecha animación

El campo de la animación juega con el campo de las emociones para invertir sobreseguro. Una fórmula de éxito que explica la reposición de clásicos como El rey león o La bella y la bestia con la marca Disney, y que ahora se repite con La gallina turuleca, la popular canción infantil de los payasos de la tele que, convertida en un largometraje en este 2020, remueve la nostalgia de los padres y divierte a sus hijos. A familias enteras. Al máximo de público que también de audiencia.

Gaby, Fofó y Miliki, y después sus descendientes allá por los 70, conquistaron la pequeña pantalla con un cancionero memorístico imborrable compuesto por títulos como «Hola, don Pepito» «Había una vez... un circo» y, por supuesto, «La gallina turuleca». Una base que agita recuerdos, que también son carne de marketing, para la materialización de esta producción hispano-argentina que, en su equipo del storyboard, los responsables del guion gráfico, se encuentra el alcoyano Mario Domínguez.

«En el mundo audiovisual nada es solitario, todo es trabajo en equipo. Y en el caso de La gallina turuleca, en el storyboard trabajábamos distintas secuencias con la dirección de Víctor Monigote para que todo fuera coherente. Se nos exigía sobre todo una narrativa muy desenfadada, con muchos primerísimos planos, muy agresiva, un estilo muy bestia», comenta Mario Domínguez, muy satisfecho por el éxito de crítica y taquilla de la cinta.

«Es una historia sencilla y divertida, sin pretensiones, que ha calado muy bien entre la gente joven, que se lo ha pasado bien con la película con muchas risas. En estas cosas nunca se sabe cómo conseguir el éxito, pero si logras dar en el clavo con el público infantil como aquí ha ocurrido todo sale bien», afirma Domínguez, formado en l'Escola d'Art i Superior de Disseny d'Alcoi, sobre este título que ha contado con la interpretación, en el doblaje de los personajes, de Eva Hace y José Mota.

«Lo más complicado es siempre adecuarse al ritmo narrativo y al tono. Por ejemplo, en mis últimos trabajos, he tenido muchos estilos diferentes, por lo que cada vez que me enfrento a un storyboard nuevo nada tiene que ver con lo anterior. Y eso es costoso, además del trabajo que supone dar lo que necesita o quiere el director, lo que lleva un ritmo en los guiones hasta que fluyen», agrega Domínguez a partir de una película de modesto presupuesto con una gallina enclenque, todo un desastre como ponedora, que conquista el corazón de una profesora jubilada que la adquiere para su pequeña granja.

Para Mario Domínguez, la animación española atraviesa un momento dulce, sobre todo por la reciente nominación de Klaus a los Óscar. Sin embargo, pese a este aparente feliz estado, el dibujante alcoyano admite que todo este contexto puede verse desdibujado, ambiguo, ante la escasez de proyectos que también de ayudas. «Por muchos buenos talentos con que contemos, y por muchos grandes creativos con ingenio, si no existe el suficiente respaldo siempre estaremos en el mismo peldaño. Está bien que Klaus lo pete, pero si las productoras no empujan y no se deciden, nos vamos a quedar siempre igual. Está claro que hemos mejorado en calidad técnica y creativa, pero aún falta un empujón con que se nos reconozca fuera, y no solo que se diga que es español porque aparecen sevillanas en la historia, sino por la grandísima calidad de la animación», reflexiona.

Ante la incertidumbre del sector, y la incógnita de si las plataformas de Netflix, HBO, Disney u Amazon apostarán verdaderamente por la animación española, Mario Domínguez señala que el futuro del oficio pasa por el rango de especialización. Cuanto mayor sea, más posibilidades hay de dar con un mejor cargo. Al menos, eso le ha salido realmente bien a Mario Domínguez desde el storyboard, en el que también ha trabajado con Movistar Plus en Jappy, o Nina de l'Espai, de À Punt.

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