El actor y director italiano Roberto Benigni acaparó ayer la atención mediática en la Berlinale con Pinocchio, el filme en el que interpreta al carpintero creador del muñeco de madera, basada en un cuento que, en realidad, no es para niños.

«Soy el único actor del mundo que ha sido Pinocho y además Geppetto», afirmó entre gestos de alegría el actor en su rueda de prensa ante los medios. Aludía a su anterior versión de la película, de 2002, que firmó como director y en la que interpretaba al «hijo» del carpintero.

Benigni convirtió su presentación de la Berlinale en uno de sus habituales despliegues de vitalidad, entre calificativos de «bellísima aventura», para su cinta, y de «regalo del destino», el hecho de haber sido invitado a protagonizarla.

Dedicó guiños a los fotógrafos, aplaudió con efusión a sus compañeros de equipo y brindó ayuda técnica en el manejo de auriculares y micrófonos a su joven colega Federico Lelapi, el Pinocho humanizado de la película.

«Es un cuento también para adultos, basado en una gran novela», dijo Benigni, respecto al clásico de Carlo Collodi, publicado en el siglo XIX. A la interpretación de los actores se suma la labor del equipo de maquillaje y efectos digitales de Mark Coulier.