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Cristina López Barrio: «La vida de un escritor es la materia prima de una novela»

Su entusiasmo por el realismo mágico es tan grande como el que siente por Agatha Christie

La escritora madrileña Cristina López Barrio estará mañana en las Veladas Literarias Maestral con Rómpete, corazón. INFORMACIÓN

P Su novela ha generado un menú. ¿Literatura y gastronomía maridan bien?

RLa verdad es que maridan muy bien porque la literatura es algo que como una buena comida se ha de preparar con mucho amor y se ha de tomar en un ambiente distendido, con tiempo, saboreándolo. La cocina tiene una parte de creatividad que comparte con la literatura.

P Abantos es un monte de la sierra de Guadarrama, también donde se desarrolla su nueva novela y, además, el nombre del vino que se degustará en las Veladas Literarias.

R Es una idea muy bonita y le da a la novela otra dimensión, es como saborearla, parece que puedas degustarla.

P Rómpete, corazón está entre la novela negra y el cuento de hadas. Parece que la distancia es grande entre ambos géneros.

R Pues en un principo lo parece, pero si investigas la estructura de las dos formas literarias encuentras varios puntos en común. Las dos empiezan con una desgracia. En la novela negra siempre hay una desaparición o un crimen; en el cuento de hadas, un hecho trágico de la heroína. En el cuento de hadas la forma de solucionar los problemas suele darse con una acción mágica del llamado donante y en la novela negra me encajaba esa figura que va a solucionar el conflicto; además el cuento de hadas tiene un final feliz y en novela negra cuando se encuentra al culpable, se restablece el orden.

P ¿Hasta qué punto es importante el lugar donde suceden sus novelas?

R Siempre son lugares que están ligados a mí emocionalmente. El Escorial, que es donde está el monte Abantos, es mi infancia porque iba con mis padres y coincide que allí escribí la novela porque mi casa estaba en obras. Además es un lugar en el que hay una puerta abierta a la leyenda, porque dicen que se construyó sobre una de las bocas del infierno y eso le daba credibilidad a la trama. Y luego la casa donde vive la familia es uno de los caserones del barrio de Abantos. Esta casa es un protagonista más porque custodia los secretos de la familia. Está muy unida la trama al lugar para que no se quiebre el poder de persuasión que ha de tener toda novela.

P Uno de los ejes centrales de la historia es la desaparición no de una sino de dos adolescentes. Un tema muy sensible y muy actual, por desgracia.

R Pues sí, lo vemos con cierta frecuencia y, como madre, para mí es un tema que me inquieta. En la novela quise hacerlo sin recrearme parano herir la sensibilidad. No quería cebarme en el tema, pero sí tratarlo y meterme en la piel de una mujer que sufre eso.

P También habla de los amores tóxicos y el maltrato psicológico. A la orden del día igualmente.

R Hay que hablar de ello. El maltrato psicológico es muy difícil de detectar. Muchas veces la persona que lo sufre no es capaz de identificarlo. Hablé con una psicóloga y me dijo que la mujer tiene que aceptar que sufre ese maltrato porque normalmente se culpabiliza. Y luego, tras aceptarlo, tiene que ver cómo afrontar ese sufrimiento. Por eso Rómpete, corazón. Me interesaba entender por qué siguen ahí si desde fuera parece tan claro.

P El caso es que las perdedoras siempre son mujeres. ¿Puede la literatura ayudar a cambiar eso?

R Yo creo que la aportación de mi novela es hablar de ello, dándole visibilidad. De alguna manera, lo que buscamos al escribir una historia es que el lector empatice y la empatía también es una manera de aprender. La literatura juega con la empatía para que el lector sienta y viva lo mismo que el personaje.

P Dice que la forma de escribir este libro ha sido un reto y que nunca lo había hecho así.

R Ha sido un reto porque ha supuesto salir de mi zona de confort , experimentar con una forma distinta de narrar, con seis primeras personas y una estructura desordenada en el tiempo. También la novela me lo pedía. Esta es una novela trágica en la que los personajes están fragmentados y van adelante y atrás. Y el lector tienen que hacer puentes en su cabeza y jugar a ser el inspector de policía que es el que va recomponiendo las piezas para saber qué ha ocurrido.

P ¿Es difícil hacer en literatura algo que no haya hecho nadie?

R Yo creo que es la forma en la que está escrita lo que la hace diferente porque la mayoría de las novelas tratan sobre los grandes temas del ser humano, el amor, la muerte, las pasiones, pero es la manera en que se cuenta lo distinto. Ahí radica la originalidad. Cuando como lectora leo también algo diferente, como en Rayuela, lo hago con curiosidad y entro a que me cuenten una historia de otra forma. Es como si fueras escribiendo también en tu cabeza y eso es muy enriquecedor.

P ¿La realidad es una fuente inagotable de tramas literarias o la imaginación pesa más a la hora de escribir?

R Creo que la realidad supera la ficción tantas veces... La fuente en la que bebemos los escritores es nuestra vida, nuestras experiencias. La vida de un escritor es la materia prima para una novela, luego se moldea con fantasía, con tu imaginación. Según voy escribiendo novelas, me doy cuenta de que al verlo en perspectiva hay temas que siempre están ahí en mi subconsciente.

P ¿Cree que si la gente leyese más todo iría mejor?

R Sí. Si la gente leyese más nos iría mejor, primero como seres humanos, para relacionarnos, y luego como sociedad. Sobre todo porque la lectura crea un espíritu crítico y eso es fundamental. También nos enseña respeto porque leemos vidas muy distintas y con diferentes ideologías. El respeto a la pluralidad me parece fundamental. Eso es crear una sociedad que sea capaz de pensar por sí misma y no que nos lo den todo hecho. Eso hace que la sociedad se enriquezca y pueda avanzar.

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