No te cambia la vida, pero sin duda es un reconocimiento «a quienes nos dedicamos a dar premios y a difundir el cortometraje», resume Toni Cristóbal, director del Festival de Cine de Sant Joan, que este año cumple su vigésima edición en la exhibición de cortos, unas películas que tienen en los festivales prácticamente su única ventana abierta al público.

El de Sant Joan, como el Festival Internacional de Cine Independiente de Elche (42 ediciones), el Festival Internacional de Cine Pequeño de Aspe (seis ediciones) y CortoPilar en Pilar de la Horadada (cuatro ediciones) figuran en la lista de 19 certámentes de cortometrajes españoles que han sido distinguidos en 2019 por la Asociación de la Industria del Cortometraje (AIC), una agrupación de productores, realizadores y distribuidores que otorga un certificado de calidad a aquellos festivales que realizan «una función ejemplar en la difusión, protección y profesionalización del cortometraje».

La asociación ha concedido estos sellos en 2016, 2017 y 2019 -los últimos, con validez de dos años-y los de Elche y Sant Joan lo ha recibido en las tres ediciones, previa solicitud. «Hay que cumplir una serie de requisitos en la calidad de la programación y de las proyecciones y es un certificado de buenas prácticas que está bien tener», indica Cristóbal. Desde el Festival de Elche, que organiza la Fundación Caja Mediterráneo, consideran que «dentro del maremágnum de festivales que hay, es un sello de garantía, y que reconozcan que este es un festival de calidad es muy importante para nosotros», tras añadir su apoyo a la realidad de este sector

Juan Torres, director del Festival de Cine Pequeño de Aspe, se siente «orgulloso» de haberlo conseguido, ya que es un sello que otorgan «las mayores productoras y distribuidoras de cortometrajes de España», quienes valoran los festivales «con cierta calidad en sus proyecciones».

Algunos aspectos que valoran desde la AIC son «el cuidado de las proyecciones y sus características, la ubicación del festival, qué recogen sus bases, qué tipo de obras se proyectan, el número de espectadores que consiguen? y sobre todo, el trato que reciben los premiados y sus obras».

En la próxima edición «queremos ayudar a los cortometrajistas profesionales a que lleven a cabo sus proyectos antes de realizarlos», una propuesta «que ha sido un punto positivo para recibir este sello», indica Torres, que insiste en que este «es un reconocimiento bonito porque en España hay unos 300 festivales y, de todos ellos, solamente 19 han recibido este sello».

Festivales como el de Alicante o el de Sax, que otros años fueron reconocidos, no figuran porque olvidaron tramitar la solicitud del sello, que el director del certamen de Alicante, Vicente Seva, considera «un valor añadido» y Miguel Herrero, de Sax, cree que «no tiene tanta trascendencia».

Hugo Serra, miembro de la junta directiva de AIC, reconoce que en la última edición han efectuado «algunos cambios para ser más rigurosos en las normas y es cierto que se han presentado menos solicitudes». También asume fallos en la comunicación y para que crezcan las peticiones «habrá que hacer un esfuerzo de información casi individual» pero están contentos de que sus buenas prácticas sirvan «de base» a los festivales.