El Museo de la Universidad de Alicante (MUA) inaugura dos nuevas exposiciones: Industrias, del arquitecto Javier García-Solera y Situación Límite de María Dolores Mulá.

La primera en la Sala El Cub del MUA, con la muestra de García-Solera, que permanecerá abierta al público hasta el 15 de marzo. Esta exposición pretender ser una reivindicación de la obra como industria,«como lugar donde se hace realidad lo que hasta entonces sólo ha sido posible en el pensamiento y donde se produce la fabricación de la arquitectura. Y de la convicción de que toda arquitectura es un hecho colectivo», apunta el arquitecto.

15

El Museo de la UA inaugura 'Industrias', del arquitecto Javier García-Solera

El conjunto de obras que se exhiben, desarrollado a lo largo de treinta años, presenta un recorrido cuyo árbol genealógico sería imposible dibujar. Un número incontable de profesionales, industriales, técnicos y operarios de todo tipo de oficios y capacitación que han estado ahí -en la industria, la obra o el taller- contribuyendo a darles forma. «Esta muestra quiere ser un reconocimiento agradecido a todos ellos. Y es también un elogio a la formación politécnica como compendio de saberes necesarios para acometer no sólo la materialización, sino el propio pensamiento de la arquitectura», añade el arquitecto alicantino.

El viernes, a las 19 horas, será el turno de María Dolores Mulá y su exposición Situación límite, comisariada por María Marco, en la sala Cool del MUA (hasta el 1 de marzo).

La muestra de Mulá parte del «sufrimiento» a partir de una experiencia personal trágica: el aneurisma de un familiar que provoca una primera sacudida emocional, «un corte en canal que saca a la luz la belleza interior del cuerpo humano, su perfección, fragilidad y grandeza», indica la artista, que utiliza la pintura, el dibujo, el grabado y el tejido para trabajar las emociones.

El espacio se estructura en tres instalaciones. La primera recoge 120 sobres del Parlamento Europeo con distintos puntos rojos: el punto es el inicio, la vida; el rojo simboliza el dolor. En la segunda parte el color blanco es el protagonista: una cama blanca sobre la que se derraman palabras blancas, que hace alusión a la vulnerabilidad del ser humano ante la enfermedad. La última de las instalaciones está presidida por un gran corazón rojo del que parten una serie de hilos a modo de arterias, lo que permite al espectador introducirse en el misterio y belleza de este órgano perfecto.