El príncipe Enrique, el nieto de la reina Isabel II que dejará de trabajar para la Familia Real esta primavera, ha admitido que hubiera querido seguir prestando servicio a su abuela sin fondos públicos, pero que «no ha sido posible». Los duques de Sussex, Enrique y Meghan, han llegado a un acuerdo con la Familia Real para cortar los lazos con la monarquía y vivir en forma independiente en Canadá, lo que les ha obligado a perder el título de Sus Altezas Reales.

En un discurso privado la noche del domingo ante la organización benéfica Sentebale, el hijo del príncipe Carlos y la fallecida Diana de Gales admitió que ha tomado la decisión de apartarse de la monarquía después de muchos meses de reflexión. Según dijo, Enrique, de 35 años, y Meghan, de 38, hubieran querido seguir sirviendo a Isabel II, de 93 años, pero sin fondos públicos, pero que eso «no ha sido posible», aunque dejó claro que ni él ni su mujer están abandonando al Reino Unido. «Es mi hogar y un lugar que yo quiero, eso nunca cambiará», recalcó el duque de Sussex, quien a principios de mes divulgó un comunicado en el que afirmaba que él y su mujer se apartaban de las labores más destacadas de la monarquía. «Nuestra esperanza era continuar sirviendo a la Reina, a la Commonwealth, y mis asociaciones militares, pero sin fondos públicos. Desafortunadamente eso no ha sido posible. He aceptado esto, sabiendo que eso no cambia quien soy yo», agregó.