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Juan Jesús Botí: «Ni Hitler era vegetariano ni Nerón quemó Roma»

El pene perdido de Napoleón ... y otras 33 preguntas de la Historia es el último título del grupo Ad Absurdum

Los integrantes de Ad Absurdum Isaac Alcántara, David Omar Sáez y Juan Jesús Botí.

P ¿Cómo surge el colectivo del absurdo (Ad Absurdum)?

R Juntos llevamos desde 2009 y con el absurdo, desde 2014. Éramos compañeros de carrera y al acabar pensamos que había muchas cosas anecdóticas que normalmente no se publican y decidimos abrir un blog, en el que fuimos haciendo reflexiones históricas más complejas. Empezamos un podcast en la cadena Ser y luego Esfera de los libros nos propuso publicar algo. Eso llevó a Historia Absurda de España e Historia absurda de Cataluña y ahora a este último.

P ¿Les toman en serio con ese nombre?

R (Risas) Hay que reconocer que darle un enfoque humorístico a la Historia es un problema a veces porque hay gente que entiende que ese acercamiento no es posible, y el nombre a veces no ayuda, pero una vez ven el trabajo que hemos hecho ya es otra cosa. Hay episodios más complicados de contar por lo trágico, como la Segunda Guerra Mundial, pero al final casi todo se puede contar con humor.

P Mantienen que la Historia es de todo menos aburrida. ¿Eso lo entienden los alumnos de la ESO?

R Es verdad que es una materia difícil de dar en clase, muchas veces no ayuda el programa y los alumnos no ven la utilidad de saber si el Imperio Romano cayó por esto o por lo otro. Lo que hay que intentar es ver qué utilidad puede tener, cómo contarles que la Historia es más que este o aquel rey. Es complejo pero se puede conseguir. Sabemos que muchísimos profesores utilizan en clase Historia absurda de España como algo complementario. Y este libro permite desmontar muchos bulos y mitos que hay incluso en los manuales, que repetimos sin saber muy bien por qué, y esto puede servir para ser más críticos con la información que recibimos.

P ¿Cómo cuáles?

R Pues cosas de las que te informas rápido y te quedas en lo superficial. Es algo que nos pasa a todos, a nosotros los primeros. Por ejemplo, si Napoleón era bajito o si los egipcios adoraban a los gatos, queríamos saber por qué se dice, si era verdad o qué reflexión hay detrás.

P Empiezan contando el origen del «anticristo culinario» de la pizza con piña. Ahí ya se han ganado al público.

R (Risas) Nos gusta mucho bromear con esas cosas. No es que estemos en contra de la pizza con piña, pero eso nos sirve para hablar de otras cosas, como las Guerras del Bacalao, que está unido a un presidente de Islandia. Vas desgranando y contando un poco más.

P Explique el enigma que da título al libro, el del pene perdido de Napoleón.

R La pregunta es si se ha vendido o no el pene de Napoleón, que surge porque durante los siglos XIX y XX ha habido muchas subastas donde, supuestamente, se ha vendido. Si vamos al origen de esa historia, una vez que Napoleón muere, la fuente original -la ayuda de cámara de Napoleón-explica que se extrajo de su cuerpo un tendón. Eso es bastante usual en la Historia, hacer referencia a reliquias históricas. Pero eso se deformó hasta el punto de que la casa Christie's de Londres llegó a subastar ese objeto y se anunciaba como el pene de Napoleón, (no el tendón). Eso se ha seguido subastando así. Hoy sabemos que está en manos de alguien, pero no sabemos de quién.

P ¿Y Hitler era vegetariano?

R Es algo que se dice mucho y es estrictamente falso. Para empezar, sus motivos no eran animalistas, él creía que le venía bien ser vegetariano porque tenía problemas estomacales y decidió tomar cuanta menos carne, mejor. Pero en realidad siguió comiéndola, su plato favorito era una especie de albóndiga de hígado de cerdo y lo consumió hasta el final de sus días, así que no era vegetariano.

P ¿Quemó Nerón Roma?

R Cualquier romanista te dice que no, no es algo nuevo, pero forma parte del pensamiento general. Los incendios en Roma eran muy usuales; Roma no ardió una vez, sino muchísimas. Y en la época de Nerón hubo un gran incendio, es cierto, que se le atribuyó a él, pero no pasa de la atribución. De hecho, Nerón ni siquiera estaba en Roma, y una de las cosas que hizo fue poner dinero de su bolsillo para sofocarlo y para reconstruir la ciudad. La cuestión es que Nerón fue, como otros grandes emperadores, atacado por muchos enemigos políticos y uno de los ataques fue ese, pero es falso. Tampoco ayuda el cine a veces, porque a Nerón lo hemos visto retratado como un loco o un histriónico.

P ¿Y es leyenda que Catalina la Grande muriera fornicando con un caballo?

R Una de tantas. Ahí entramos en una reflexión sobre ciertos personajes a los que se les atribuye un comportamiento sexual. En el caso de las mujeres hemos detectado más de un caso de reinas o políticas, que terminan siendo muy sexualizadas. Es el caso de Cleopatra VII, habiendo tenido tanto poder, o Catalina la Grande, a la que parece que le gustaba mantener relaciones sexuales, como a todo el mundo, y parece que tenía una sala con ilustraciones eróticas. De ahí una cosa llevó a la otra... y se llegó a decir eso. Pero esta señora falleció de un infarto cerebral o algo similar mientras se bañaba.

P ¿Le ha sorprendido algún enigma?

R Quizá cuando vimos si Hitler era abstemio, que es otra pregunta. Tirando de la cuerda surgió cómo las tropas alemanas de la Segunda Guerra Mundial iban drogadas en muchas operaciones para que aguantasen más, es algo que surgió sin que lo supiéramos cuando nos pusimos a redactar.

P La Historia está llena de momentos absurdos. ¿El momento actual lo es?

R Intentamos quitar hierro tanto al pasado como al presente. En el siglo XIX en España puedes leer registros del Congreso en los que los parlamentarios se decían de todo, eran irónicos, brutales los unos con los otros, y reírse de un enemigo político es algo bastante usual. Lo que pasa es que hoy está magnificado porque sabemos hasta cuando cagan, con perdón de la expresión.

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