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Notas al programa

La Cuarta de Mahler y un poema sinfónico de Rodrigo

Josep Vicent dirige a la orquesta ADDA Simfònica con la soprano Ángeles Blancas como solista de la pieza del compositor bohemio

Alicante, ADDA, 10 enero, 2020. 20 horas.

ADDA Simfònica

Ángeles Blancas soprano

Josep Vicent director

Joaquín Rodrigo

(Sagunto,1901-Madrid, 1999)

A la busca del más allá

Este poema sinfónico fue compuesto por el maestro Rodrigo en 1976 como una obra de encargo. La Orquesta Sinfónica de Houston quiso conmemorar el Bicentenario de la creación de los Estados Unidos con una composición dedicada a los astronautas de la NASA. La citada orquesta, bajo la dirección de Antoni Ros Marbá, la estrenó en la ciudad tejana el 27 de marzo de 1978. Hablando de su inspiración en los viajes espaciales, en la presencia del hombre en la Luna, o de las estrellas y los confines del Universo, el propio compositor escribió: «?la obra puede clasificarse como poema sinfónico, aunque con marcado carácter abstracto, pues su música no tiene la historia o contenido descriptivo normalmente asociado a este género. Sin embargo, al inicio y al final, hay toques de timbal que se desvanecen en la distancia, con el propósito de evocar en el oyente el sentido del misterio asociado con el ''más allá''». El compositor valenciano utiliza dos flautas, dos oboes, un corno inglés, dos clarinetes, dos fagots, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, una tuba, timbales, percusión, un arpa, una celesta e instrumentos de cuerda. Con el arpa, el xilófono y la celesta quiso el autor poner de manifiesto la presencia de estos sonidos en el tiempo.

Gustav Mahler

(Kaliste, Bohemia,1860-Viena, 1911)

Sinfonía número 4, en sol mayor

Comenzada en julio de 1890 en Aussee, la Cuarta sinfonía fue terminada el 6 de agosto de 1900 en Maiernigg-am-Wönhersee, en Carintia, donde Mahler se había hecho construir una casa que habitaría cada verano, durante las vacaciones, hasta el año 1907; el refugio donde daría cuerpo a gran parte de su obra posterior. El estreno se produjo el 25 de noviembre de 1901 en Munich, bajo la dirección del propio compositor. Mahler estaba impaciente y ansioso por este estreno, ya que hacía seis años que no se había oído una nueva sinfonía suya, tras los estrenos de la Primera ( Titán) en 1889 en Budapest, la Segunda ( Resurrección) en Berlín en 1895, pues la Tercera ( Sueño de una mañana de verano) tuvo una primera audición en Krefeld en 1897 pero no se estrenaría, una vez revisada, hasta después del estreno de la Cuarta. La obra fue muy mal acogida por la crítica musical de Munich, que la consideró provocadora y vio en ella cosas «grotescas», «cómicas», «disonantes» y hasta «bromas instrumentales». Mahler reaccionó a estas críticas, y a las posteriores tras su estreno en París, diciendo que «están tan corrompidos por la música programática que son incapaces de apreciar una obra, cualquiera que sea, desde un punto de vista simple y estrictamente musical». Como señalaba José Luis Pérez Arteaga, en sus comentarios a la grabación de las diez sinfonías de Mahler por Rafael Kubelik con la Orquesta Sinfónica de la Radiodifusión Bávara, la Cuarta «junto con la Primera, ha sido siempre la obra más popular del autor. La sencillez de los medios instrumentales, la duración que apenas sobrepasa los 50 minutos, y el mismo estilo de la pieza, sin complicaciones filosóficas, con melodías fácilmente retenidas por el oído y soberana simplicidad armónica, han contribuido a hacer la partitura accesible a todo tipo de oyentes».

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