A mediados del XVII, Europa sucumbe entre batallas encarnizadas y bandos que se alinean por religiones. La gloria de España, el imperio donde no se oculta el sol, va camino entonces de su decadencia en la batalla de Rocroi el 19 de mayo de 1643. Porque allí muere el último tercio de Flandes.
40.000 soldados esperan órdenes. El protestante del ejército francés capitaneado por Luis II de Borbón-Condé y el católico y español al mando de Francisco de Melo. Caballos, cañones, lanzas y sables resuenan en una batalla de sufrimiento y sangre -de terribles consecuencias para España en el principio del final de su declive- que ahora ha sido recreada en su versión cómic por el alicantino Román López-Cabrera y Roberto Corroto. Y lo hacen, además, después de una altísima dosis de documentación para retratar en su cruda y fiel realidad los hechos, los acontecimientos que se vivieron durante aquellas seis horas agónicas de lucha.
«Se le conoce históricamente como la batalla donde intervino el último de los tercios de Flandes. La que marcó su caída. En verdad, quedaría alguna batalla más, pero la de Rocroi digamos que fue el declive. En este caso, fue una derrota para los tercios de España, aunque sin embargo fue una pequeña victoria porque los pocos españoles presentaron una batalla larga y resistente en territorio francés. También hay que remarcar que los tercios no se componían únicamente de españoles ya que habían soldados de otras nacionalidades», indica Román López-Cabrera, de Jacarilla pero afincado en Hondón de las Nieves, y responsable del dibujo y color de esta obra no exenta de alguna complicación.
«El mayor problema que hemos tenido con la documentación ha sido sobre todo por las contradicciones. Porque habíamos dado con grabados donde los uniformes eran de una forma, luego encontrabas un cuadro que presentaba otro vestuario... y así varias veces. Al final, debíamos ir tomando decisiones, lo hablamos, y utilizamos el más verosímil o la fuente más cercana», indica López-Cabrera, quien confiesa que desconocía el personaje de ficción más conocido de los tercios de Flandes, el capitán Alatriste de Pérez-Reverte. «Fue sobre todo mi compañero Roberto (Corroto) quien me hablaba de Alatriste. De los libros y la película, aunque al final hemos optado por otro estilo porque el escenario no es exactamente el mismo», comenta.
Para el cómic de 1643: Rocroi (Cascaborra Ediciones), Román López-Cabrera ha optado por un trazo difuminado, a medio entintado, que evita la sobrecarga de la viñeta en una obra que, además, registra un importante componente didáctico. «Sé de algunos profesores de Alicante que recomiendan el cómic a sus alumnos, y la verdad es que el cómic es una herramienta muy buena para los chavales, muy acostumbrados a lo audiovisual y no tanto a la memorización de textos», añade.
«La confesión»: una nueva obra para adultos con firma «cartoon»
Bárbara tiene algo que necesita contar: se dedica a hacer sesiones de webcam erótica. Sin embargo, sabe que si esa información viera la luz podría perjudicarla mucho. Y aun así necesita poder expresarlo de algún modo. Por eso inventa la manera: crea una libreta en la que todo el que quiera podrá escribir sus secretos de forma anónima y, con ello, al menos desahogarse. Lo que no esperaba es encontrarse una confesión terrible en la libreta: alguien asegura haber cometido un asesinato.
Este es el argumento de La confesión (The RocketMan Project Editorial), la obra recientemente lanzada al mercado por el alicantino Román López-Cabrera junto al guionista Fernando Llor. Un cómic para adultos con el que López-Cabrera cambia de registro y en la que también ha modificado su estilo buscando una fusión entre lo «cartoon» y Manga.
«Llevábamos mucho tiempo intentado publicar algo juntos, y por fin ha sido. Un trabajo que es muy diferente a lo que había hecho antes», señala López-Cabrera, quien por otro lado admite que el sector del cómic vive un momento de pujanza con la ebullición de los superhéroes, aunque eso tampoco está en relación con el aumento de lectores y públicos.
