Una vez más, y ya van 80, la Filarmónica de Viena saludó al Año Nuevo con su tradicional concierto, en el que esta vez los tradicionales valses de los Strauss han hecho por primera vez hueco a Beethoven, y en el que el fin de fiesta de la Marcha Radetzky sonó limpia de reminiscencias nazis.

El director letón Andris Nelsons, de 41 años, se estrenaba en la tarea de conducir desde el atril este saludo al 1 de enero -en 2021 será Ricardo Mutti-. La complicidad entre foso y atril fue patente desde que sonó la obertura de Los Vagabundos, de Carl Michael Ziehrer, una primicia con la arrancó el recital. A partir de ahí, los valses y polcas de los Strauss marcaron el programa, con un especial mensaje de los filarmónicos al Festival de Salzburgo.

Y, para rematar el concierto, la Marcha Radetzk, el himno oficial desprovisto de sus reminiscencias nazis y ofreciendo una marcha menos marcial, más festiva, en la que el propio Nelsons se encargó de atemperar por momentos las tradicionales palmas con el que público la acompaña.

Con una propuesta muy clásica y un «mini musical» inspirado en los americanos de los años 50, José Carlos Martínez debutó como primer español que coreografía el Concierto de Año Nuevo.