P Una novela juvenil, Suad , vale, pero ya cuatro novelas juntos parece de nota...

Lorenzo Silva R (Risas) Son muchas horas de negociación... y unas cuantas de escritura. Yo he escrito con más gente y libros llevo ya unos cuantos. Y en este caso, primero tenemos una comunicación continua y fluida, lo que te permite abordar todo con facilidad, y luego hemos desarrollado una manera de trabajar en la que cada uno respeta lo que hace el otro. Y algo más importante, al margen de la circunstancia personal que nos une, es que somos escritores muy diferentes y venimos también de lugares diferentes y eso se complementa. Y en la novela es bueno que haya mirada poética.

Noemí Trujillo R Bueno, es una colaboración a lo largo de mucho tiempo. Nos conocemos hace 18 años, compartimos muchas cosas, los dos somos escritores, muy diferentes, pero es inevitable compartir un proceso creativo y han surgido cuatro colaboraciones a lo largo de los últimos 10 años. La más importante esta última.

P ¿Resulta más difícil escribir a cuatro manos o hacerlo siendo pareja?

L. S. R Intentamos ser bastante profesionales; cuando estamos escribiendo estamos escribiendo, y lo que importa es que sea creíble. Sabemos distinguir.

N. T. R Tiene el inconveniente de que mezclas una relación personal y profesional. Tiene la parte de confianza, de conocerse muy bien.

P Más que preguntarles por cómo se escribe a medias una novela, me gustaría que comentaran cómo se piensa una novela a dos cerebros.

L. S. R Pues las ideas salen de un cerebro nada más; dos cerebros generan ideas y luego una conversación las va validando o descartando. Siempre hay una idea general, pero nos pusimos de acuerdo porque el personaje nos gustó mucho. Y la historia a los dos nos impactó. Es como un doble control de calidad.

N. T. R Me gusta mucho que lo plantees así, porque pienso que es mejor decir que se escribe con dos cabezas y dos sensibilidades diferentes. Los lectores ven una sensibilidad femenina o ven que Lorenzo no lo hubiera contado así. Y creo que es algo positivo.

P ¿Qué aporta cada uno literariamente para complementar al otro?

L. S. R Ella conoce bien mi trabajo y yo conozco bien el suyo. Ninguno de los dos pide peras al olmo. Intentamos sumar. Yo tengo más experiencia en novela negra y hay elementos con la propia realidad criminal y judicial en la que tengo ventaja. Pero hay aspectos que tienen que ver con el tejido de las palabras y los personajes, la mirada, que un poeta aporta algo más. Y además aquí tenemos una poeta con sentido de la narración.

N. T. R A mí me interesa mucho el plano de los sentimientos, de las relaciones familiares. Yo quería que Manuela no fuera solo una inspectora sino que sea una mujer, una madre, una hermana...

P Aunque el personaje de la inspectora Manuela Mauri fue creación de Lorenzo Silva para un cuento, ha crecido gracias a la intervención de los dos. ¿Qué tiene esta inspectora de homicidios que no tengan otros que aparecen en novela negra, digamos Bevilacqua y Chamorro, por ejemplo?

L. S. R Pues lo mucho que le ha aportado Noemí. El personaje estaba creado en boceto, en esquema. Necesitábamos un personaje en 300 páginas y Noemí ha puesto mucho en esos recovecos para que se vea a la persona en aspectos extrapoliciales.

N. T. R A mí este aspecto personal me interesa mucho. Para mí, Chamorro es un referente, pero está en segundo plano. Manuela es protagonista, es la primera mirada. Y también Petra Delicado ha sido referente porque me gustaba esa mezcla de fragilidad y dureza. Pero sobre todo responde a haber conocido a mujeres que realizan investigación de homicidios con las que he hablado y me han contado cómo es su trabajo. No están solas en el mundo y quería que eso estuviera presente también.

P La historia parte de un crimen real en Madrid que al final se descubrió por la insistencia del policía que llevó el caso. ¿Es Mauri de las que no descansan hasta conocer la verdad?

L. S. R Pues igual que la mayoría de los que yo conozco que están en homicidios. Son muy cabezotas. La reparación no se la ofreces a la víctima, pero casi todo el mundo deja a alguien atrás. Produce una herida muy grande y los investigadores viven muy cerca de esa herida.

N. T. R Ella tiene que conseguir la verdad hasta que la encuentra. Es una novela que nace en la calle, en la colonia Marconi, una zona real. Y Manuela es una inspectora que pisa la calle y a la que le preocupan los problemas reales.

P ¿Cómo se reparten el trabajo a la hora de investigar o estudiar el caso de la Operación Vertedero, que así se llamó?

L. S. R Lo hemos hecho con bastante gente porque uno de los investigadores es buen amigo de los dos y hemos ido juntos a ver a policías y guardias civiles, también a la colonia Marconi que s un sitio duro. Uno a lo mejor ve cosas que otro no ve.

N. T. R Sí, hemos hecho muchas visitas juntos. A mí me impresionó mucho la colonia Marconi. Fuimos con un guardia civil, no hubiéramos podido ir solos. Me documenté mucho porque me interesa el tema de la prostitución. Yo tengo mi postura, soy abolicionista, pero es algo personal.

P ¿Cuál ha sido el límite entre realidad y ficción?

L. S. R Yo intento extraer el conflicto, las motivaciones, los efectos del crimen y a partir de ahí lo ficciono todo más para alejarme de las personas implicadas. Cuando esa realidad la conviertes en novela te da libertad para no trabajar con esa carne viva. Así que te acabas apartando.

N. T. R Por desgracia tiene mucho de realidad, sucede en un sitio que sigue creando problemas. De hecho hace días se halló otro cadáver escondido en un colchón. Pero no contamos un caso concreto, queremos que se vea como una metáfora general de los límites entre prostitución y trata.

P Manuela Mauri tiene que demostrar más ante sus compañeros por ser mujer. ¿Le pasa lo mismo a Noemí Trujillo, por ser mujer y por ser la compañera de un escritor como Lorenzo Silva?

L. S. R Eso le molesta mucho a Noemí. Es verdad que hay una tendencia al ninguneo y a la invisibilización, que a ella le molesta pero a mí me molesta más. Esto tiene el 50 por ciento de cada uno.

N. T. R No me gusta nada eso. En alguna entrevista no se molestan en preguntarme a mí. Por un lado es normal porque Lorenzo es un escritor de éxito, pero por otro esto es un trabajo conjunto y no hay que olvidar que estoy ahí. Un festival de novela negra no quería que fuera a la mesa y en ningún momento se dirigieron a mí. Son cosas que están ahí y hay que combatirlas.

P ¿Es cierto que una editorial potente quería este personaje pero sin Noemí en el proyecto?

L. S. R Sí, es cierto. A mí me produjo verdadero estupor y lo que me produjo más estupor es que quien me dijo eso esperaba que yo lo iba a hacer sin ella. Pero eso es negar un espacio a alguien y sin ninguna razón. No sé si por ser mujer, seguro que también.

N. T. R Eso es lo más feminista que le he visto hacer a Lorenzo. Ya habíamos trabajado juntos y si hubiera aceptado el proyecto se hubiera ido al traste. Se lo agradezco y hemos demostrado que el libro tenía algo que decir y que ha aportado otra mirada.

P Una barcelonesa y un madrileño, todo un ejemplo de convivencia hoy en día, tal y como está la situación...

L. S. R Pues sí. Demostramos que es posible. Durante mucho tiempo hemos vivido en Barcelona, ahora en Madrid. Una de las cosas que ves que falta y cada vez más es conocimiento recíproco y eso es lamentable en el siglo XXI. Vivimos una época en la que podemos acercarnos al otro sin mucho esfuerzo, pero caricaturizamos al otro y lo reducimos al trazo más esperpéntico y eso nos lleva a agrandar artificialmente las diferencias. Hay ahí un conflicto que tiene un tanto de artificial.

N. T. R Bueno, somos un ejemplo de que nos podemos entender si queremos. Esta última etapa en Cataluña ha sido muy triste. Quiero creer que podemos encontrar una solución y eso se hace como hemos escrito esta novela, hablando y poniéndonos de acuerdo.