Los antiguos griegos y romanos pensaban que en interior del vino habitaba un espíritu. De hecho, gran parte de su mundo religioso se basaba en dioses y espíritus. El dios olímpico Dionisio y su versión romana Baco, era la mejor representación posible, pues estaba consagrado a orgías y bacanales. Era el encargado de provocarnos el frenesí y el éxtasis y, en consecuencia, muchas veces, la fertilidad.

Al beber vino el espíritu nos volvía sinceros, locuaces, valientes, locos y desinhibidos. Es decir, nos hacía decir la verdad «in vino veritas» y también libres «in vino libertas». Otra manera de llamarle a Dionisio fue Eleuterio, que significa el libertador por su capacidad de liberarnos del tedio y la normalidad y abocarnos al goce bacanal.

Pienso en el patriarca francés de los Maisonnave bautizando a su vástago Eleuterio en agradecimiento por la liberación y la fortuna que le proporcionó el vino de Alicante. Hoy en día ya sabemos que ese espíritu, entre juguetón y diabólico, no es otra cosa que el alcohol, elemento imprescindible del vino y su columna vertebral. Nuestro vino siempre ha tenido bastante alcohol en comparación con otros y, como consecuencia de nuestro clima y vendimia tardía, hemos batido récords en la obtención de grado alcohólico natural.

Un buen ejemplo fue el año 1968 que llegamos a 18,2%. Sin embargo, lo frecuente es obtener entre 16% y 16,5%. Una singularidad del Fondillón de Alicante es que nunca se remonta o encabeza y todo el alcohol que tiene proviene de su propia fermentación. Sus hermanos los Jerez, Oporto y Maderia se fortifican con alcohol proveniente de la destilación de vino. Con el paso de los años, el vino que hay en los toneles de Fondillón experimenta un aumento de su grado alcohólico debido a la evaporación. En el interior de Alicante esto es muy acusado debido a la extrema sequedad del ambiente que hace que los toneles evaporen más proporción de agua que etanol.

Al espíritu del vino hay que tratarlo con cabeza y si somos capaces de dominarlo sin que nos enloquezca, nos dará grandes momentos de placer.