«El flamenco es un sentimiento al límite, lo mismo te lame las heridas que te aviva el espíritu. Y a mí me ha servido para estar viva», afirma Josefa Samper, responsable de tomar el testigo de los cursos de flamenco que inició en 2003 en la Universidad de Alicante su marido, José Antonio Martínez Bernicola, fallecido en 2009.

Una década después de su ausencia, y de que Josefa Samper reformulara estos cursos para mantener viva la llama «de lo jondo» en la universidad, ella ha querido reunir lo esencial de estos últimos diez años del ciclo en el libro Mundo y formas del flamenco. La memoria que nos une, editado por el Servicio de Publicaciones de la UA, que se presentó el martes en la Sede de la calle Ramón y Cajal, nº4 de Alicante.

«El libro significa dejar plasmado el testimonio de algo que desde los años 70 se había ido tejiendo en torno al flamenco y la ciudad con la universidad como sede del conocimiento, para sacar el flamenco de una visión denostada que tenía y darle el papel que merece como acervo cultural», explica la editora del libro, que cuenta con ilustraciones elaboradas, entre otros, por Javier Lorenzo, José Díaz Azorín o Francisco Moreno Galván.

Por estos cursos han pasado grandes figuras del cante, del toque y del baile como José Menese, Curro Piñana o Manuel Gerena, pero también expertos que, por ejemplo, han diseccionado con perspectiva de género las coplas flamencas, han hablado de la evolución de la guitarra española a la flamenca o del vínculo de Miguel Hernández con este arte.

Reflejar una visión «poliédrica, compleja y diversa» del flamenco es el propósito de Samper también en este volumen de 270 páginas que recoge una selección de once conferencias impartidas en estos diez años, además de una ponencia del propio Bernicola ( El cante, un intento de análisis ideológico) en un congreso en Jaén de 1982, donde «muestra la manera de acercarse al flamenco no solo con el corazón, sino también con la cabeza», apunta Josefa, que destaca también las 13 entrevistas realizadas en este diario por Cristina Martínez a los protagonistas de los cursos.

Que el flamenco entrara y se quedara para siempre en la universidad a través de estudiosos e investigadores era un empeño tanto de Bernicola como de Samper. «Era súper importante porque estaba menoscabado y había que dignificarlo, y qué mejor que hacerlo en la sede del conocimiento que es la universidad. Todos los del programa de este año son doctores y no es que yo insista en la titulitis pero siempre es un plus», indica la coordinadora, que también ha visto la evolución en el público: «Ya no es un reducto de gente que lo conoce, sino que el curso se llena de gente muy diversa».

A Samper la acompañan hoy Jorge Olcina y Josefina Bueno, su hijo Pablo Martínez Samper y la investigadora Génesis García.