Olga Diego inició en 2005 una serie de trabajos performativos en video y fotografía que le llevaron a experimentar con el fuego sobre el cuerpo «mediante acciones cortas buscando el documento, sin edición y con acción real, y manejándome para no quemarme», explica la artista alicantina sobre este proyecto, con el que pretendía lanzar «una reflexión sobre la búsqueda de identidad con un gesto muy radical y una imagen muy suicida».

Ahora una de estas piezas de video, Fuego en la cabeza, ha sido seleccionada en la muestra Canciones para una revolución que ha instalado en el espacio Tabacalera de Madrid la plataforma de videoarte Proyector, inaugurada ayer. Junto al trabajo de Diego se exhiben hasta el 26 de enero las videocreaciones de otros artistas como «pequeñas píldoras, unas somníferas otras revulsivas, que invitan, cada una a su modo, a posicionarnos, a levantarnos, a reaccionar», según destaca la organización.

Olga Diego recuerda que su trabajo indaga en esa reflexión «sobre saber quién eres en el mundo frente a los estereotipos de mujer y de hombre existentes, que me empujaron a experimentar con la identidad. Yo me defino como alguien libre no sujeta a estereotipos y eso representaba una búsqueda como mujer que me llevó a otros trabajos de género o transgénero».

La artista añade que en su experiencia artística llevada al límite «a veces se inician luchas y a veces es bueno si eres capaz de reaccionar, y en ese contexto se enmarca ahora, en el de la lucha y la revolución desde lo personal o lo social, que para mí van unidos».

La recuperación ahora de este trabajo en Madrid muestra que, a pesar de ser una experiencia personal «sigue funcionando» en la actualidad y «a veces hay que hacer la revolución, con respeto, cuando no te sirven los parámetros establecidos hasta encontrar lo que queremos y lo que somos».