Coincidieron en 2014 en un taller en Berlín. Entonces, Franziska Muche no imaginaba que cinco años después estaría en la ciudad natal de la dramaturga alicantina Lola Blasco traduciendo una de sus obras, Siglo mío, bestia mía. La traductora alemana fue seleccionada para la segunda Residencia de Traducción Teatral puesta en marcha por el Instituto Valencià de Cultura en el Teatre Arniches de Alicante y en ello está desde el pasado 27 de octubre.

Las tres semanas de residencia (dotada con 5.000 euros) se agotan el 17 de noviembre poniendo fin a una experiencia que Muche considera una oportunidad única porque apenas existen becas destinadas a traducción teatral. En este tiempo, ha conseguido forjar un esquema sobre el que luego trabajará, tras dejarlo reposar hasta enero, con el objetivo de finalizar el trabajo en primavera.

«Hay una cosa muy bonita que me pasa con este texto y es que me gusta cada vez más; Lola juega mucho con dobles sentidos, la obra entera es un doble sentido y eso es muy interesante para mí a la hora de traducir», destacó ayer en la presentación de su trabajo que se realizó dentro de la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos.

La elección del texto de Lola Blasco, Premio Nacional de Literatura Dramática 2016, fue sencilla. «Me mandaron Canícula y Siglo mío, bestia mía y elegí esta última porque cuando traduces te metes tanto en la profundidad de un texto que te tiene que gustar mucho para hacerlo bien». Y hacerlo bien -asegura- pasa por «crear una voz de esta autora en mi idioma para que suene como si ella escribiera en alemán».

Siglo mío, bestia mía, que se estrenará en Madrid en abril de la mano del Centro Dramático Nacional, «tiene muchos matices, es bastante universal, poético y sigue siendo muy actual porque sirve de reflexión en estos momentos, con el tema de los refugiados o la violencia».

Y además representa un reto para la traducción. «Ahora justo vengo del Instituto Marítimo Pesquero porque utiliza un lenguaje náutico que en español tiene un carácter simbólico impresionante, pero en alemán no hay quien lo entienda. Por eso para mí tiene mucho sentido estar aquí para meterme un poco en ese mundo y ver cómo puedo hacer para conseguir el mismo sentido porque la obra transcurre en un barco en alta mar». El contacto con Lola Blasco es continuo. «Lo estoy hablando con ella para ver cómo hubiera escrito el texto si lo hubiera hecho directamente en alemán».

Hasta la conversión del título es complicada. «El título es la traducción al español del verso de un poeta ruso pero en alemán se ha traducido de forma completamente diferente así que todavía estoy viendo cómo hacerlo».

Una vez Siglo mío, bestia mía suene en alemán Franziska Muche buscará cómo llevarla a escena en su país. «En Alemania se publica poco teatro, si gusta una obra el objetivo es el montaje y se hace a través de editoriales que hacen como de agentes para llevar las obras a los escenarios».

Reconoce que el teatro español no es muy conocido en su país, aunque ella ya ha llevado al alemán obras de Paco Becerra y de Sergio Blanco que se han montado. «El problema es que a veces es difícil que se arriesguen», destaca la traductora.