La Generalitat Valenciana dio ayer el primer paso para intentar «desbloquear la situación» de vacío en la dirección del Teatro Principal de Alicante y «avanzar» en la convocatoria de un concurso público para cubrir el puesto, vacante desde la marcha de Paco Sanguino el pasado mes de mayo. La convocatoria abierta fue el modelo que se acordó hace dos meses entre los propietarios (Generalitat, Ayuntamiento de Alicante y Banco Sabadell) en la última reunión del pasado 17 de septiembre. Nada se había movido hasta ayer, cuando la Conselleria de Cultura envió al resto de propietarios un borrador de convocatoria sobre el que «trabajar conjuntamente» con el resto de instituciones y «determinar entre todos un texto definitivo» para llevar a cabo «lo antes posible» dicho concurso.

La respuesta del Ayuntamiento de Alicante, en boca de Ciudadanos a través del concejal de Cultura, Antonio Manresa, fue una negativa tajante con acusaciones a la Generalitat de «intentos de control», de tratar a la corporación municipal «como a súbditos» y de «entrar en una deriva nacionalista» por entender como una exigencia para el puesto «hablar valenciano».

Manresa emitió dos comunicados -en el segundo intentó suavizar el tono del primero, donde llegó a hablar de «criterios ideológicos impuestos por los nacionalistas»- rechazando «de forma categórica» que en la elección del nuevo director «prime cualquier otro criterio» que no sea el de «máxima profesionalidad». «Queremos que el máximo responsable del teatro sea el mejor profesional y no vamos a permitir que se rechacen aspirantes por no hablar valenciano», declaró.

Cuatro requisitos y siete méritos

Sin embargo, en las bases remitidas por la Generalitat nada indica que puedan ser rechazados los aspirantes que no hablen valenciano y el conocimiento de esta lengua aparece como uno de los «méritos» a valorar y no como uno de los «requisitos» que deben reunir los candidatos.

Los requisitos -sin olvidar que el documento es una propuesta base para su debate- son cuatro: contar con titulación universitaria, ser nacional de un país miembro de la Unión Europea o disponer de residencia legal en España, no haber sido separado (por expediente disciplinario) de las administraciones públicas ni encontrarse inhabilitado para la función pública, y acreditar experiencia profesional en las artes escénicas y en la organización de proyectos artísticos durante un mínimo de tres años.

Acreditar el conocimiento del valenciano figura como uno de los siete méritos propuestos por la Generalitat, al igual que demostrar conocimientos de otros idiomas oficiales de la UE o tener titulación vinculada con las artes escénicas o la gestión económica. Entre otras, también se incluía como mérito «la implicación en el mundo cultural de la ciudad de Alicante y del resto del territorio valenciano», que era una de las reclamaciones del Ayuntamiento de Alicante cuando defendía la designación directa para elegir al responsable del coliseo, llegando incluso a proponer un candidato cuando se acordaba el concurso.

La referencia al valenciano, en realidad, ocupa cuatro líneas de un borrador de seis páginas en el que se detallan las funciones del director-gerente en el diseño de la programación del teatro y en la gestión profesional del mismo (incluyendo la elaboración de presupuestos sin incurrir en déficit y la dirección de la contabilidad), así como en la protección de la diversidad cultural, la igualdad lingüística y de género tanto en la producción como en la programación, y en fomentar el acceso a las artes escénicas a toda la ciudadanía, entre otras.

El futuro candidato suscribiría un contrato de alta dirección por cinco años, con la posibilidad de renovarlo únicamente por otros cinco, previa evaluación del proyecto desarrollado. La retribución propuesta era de 50.000 euros brutos anuales en 12 mensualidades.

La redacción de estas bases, según la Conselleria de Cultura, sigue «los modelos existentes en teatros de referencia en el Estado español, así como el Código de Buenas Prácticas en la Cultura Valenciana».

«Deriva nacionalista»

En su respuesta, Antonio Manresa dijo no entender que «entrar en una deriva nacionalista sea lo mejor para nuestro teatro» tras considerar que «la política, y menos la que plantea romper España, no tiene cabida y el gobierno del Botánico se equivoca de plano si cree que vamos a permitir que el Teatro Principal sea otra cosa que un foro de cultura y diversión para los alicantinos».

El concejal se mostró «molesto» con la Generalitat por haber dado a conocer las bases de su propuesta «sin consensuarlas con los otros propietarios» y entiende el borrador como una imposición. «Desde la Generalitat, que siempre se dijo que venían a ayudar y apoyarnos y no a dirigir y controlar estén haciendo justo esto último. Entraron en el Teatro Principal para ser una de las tres partes que conforman la propiedad y no para tratarnos como a súbditos».

También lanza una puya a Sanguino al defender buscar al mejor profesional «para no repetir la experiencia pasada y vernos con una nueva caída de espectadores y un incremento de la deuda».