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Dinamarca, de Josep Lluís y Rodolf Sirera.

Aroma que perdura

Aroma que perdura

Según cuenta Shakespeare en «Hamlet», escrita a finales del XVI, «algo huele a podrido en Dinamarca». El aroma perdura en todos los lugares del mundo. Más concretamente en las situaciones de estos personajes. Como telón de fondo, la invasión de Dinamarca por Alemania en 1940. Cuestión de estrategia. El país mantuvo su neutralidad también en la II Guerra Mundial, y los gobernantes se rindieron para impedir asesinatos. Los alemanes respetaron esa autonomía y permitieron la huida de los judíos. Así, turbulencias político-sociales y en el terreno particular de los seis seres de «Dinamarca», obra de los hermanos Sirera. Comenzó Josep Lluís y siguió escribiéndola Rodolf como homenaje al anterior. Dos de las más destacadas firmas del teatro valenciano. Y la tercera parte de «Europa en guerra», que se ubica en ese ámbito aunque podría ser otro que ofreciese similitudes con nuestra época. La dramaturgia y la dirección de Carles Alfaro facilitan el sentido de la teatralidad de la puesta en escena del sólido texto. La música y el espacio sonoro de J oan Cerveró, el irrealismo de la escenografía de Luis Crespo, el vídeo de Amador Artiga y el diseño de luces de Alfaro refuerzan los contenidos e imprimen una relevancia escénica que se estira mucho quizás, durante las dos horas del montaje dividido en diversos cuadros que avanzan o retroceden, inteligentemente, en el tiempo. El desequilibrio emocional del papel de Rebeca Valls lo asume con la garantía de hacer una notable y firme tarea, al igual que todo el reparto. El personaje es una actriz admirada por una joven escritora que acoge Paula Braguinsky. Ambas viven una relación sentimental. Sergio Caballero es el director teatral y amante circunstancial de la primera. Enric Juezas, pastor de la iglesia evangélica, padre de la actriz y fruto de su primer matrimonio, y Cristina García es la segunda esposa, que fue prostituta. La escritora se une a la Resistencia danesa y escribe, precisamente, el drama «Dinamarca». Raúl Navarro es miembro de grupos pronazis en unas escenas con oscuros conflictos, crisis, deseos sexuales o déficit de fe religiosa. Se vio en el Arniches, en la XXVII Muestra de Teatro Español Contemporáneo.

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