P ¿Qué nos aportan los satélites europeos que transmiten información acerca la Tierra?

R Europa tiene el programa de observación de la Tierra más completo del mundo. Tenemos tres grandes ejes: los satélites meteorológicos, un programa dedicado a la ciencia de la Tierra, a través de los ESA explorers, donde podemos destacar, por ejemplo, el satélite SMOS, con una gran participación española; y el gran programa europeo Copernicus con los satélites sentinels que monitorizan el planeta en detalle.

P ¿Cómo contribuirán esos satélites a combatir el cambio climático?

R Los satélites nos dan un diagnóstico claro sobre la gravedad del problema y su dinámica monitorizando de forma global lo que denominamos «variables esenciales» que nos dan información acerca del estado de nuestro planeta. Nos informan también de la efectividad de las técnicas de mitigación que puedan implantarse para luchar contra el cambio climático.

P ¿Mejorarán los satélites las predicciones meteorológicas?

R La próxima década tendremos nuevas generaciones de satélites meteorológicos que aumentarán la capacidad de predicción. Dispondremos de la tercera generación de satélites Meteosat en órbita geoestacionaria y de la segunda generación de satélites Metop de la órbita polar.

P ¿Tenemos que preocuparnos ya por la basura espacial?

R Sí, el problema de la basura espacial es grave. En la historia de la humanidad se han lanzado unos 9.000 satélites de los que unos 5.000 están en órbita actualmente, una gran parte inactivos. En órbita hay más de 30.000 piezas de más de 10 centímetros y 900.000 de entre uno y 10 centímetros que pueden colisionar con satélites operacionales.

P Una basura creada por el hombre.

R Así es y si no tomamos medidas y se siguen lanzando satélites sin ningún criterio se podría inutilizar la órbita baja de la Tierra.

P ¿Se hace algo ya para evitar este daño orbital?

R Sí, especialmente en Europa. Es esencial no generar más basura, monitorizar los objetos para evitar choques con los satélites en órbita y concebir misiones para eliminar satélites no operativos.

P ¿Sustituirán los robots al hombre en los viajes espaciales del futuro?

R La exploración robótica y la exploración humana son complementarias. Las misiones a Marte que planeamos para la próxima década son robóticas. En cambio, en la exploración lunar de la próxima década, la idea es combinar robots y humanos.

P Parece descartada la vida en la superficie de Marte, pero no en su interior. ¿Se despejará esa duda gracias a los materiales que puedan traer los satélites?

R Tenemos evidencias de que Marte fue un mundo con agua, con un campo magnético y una atmósfera que protegía a la superficie de la radiación. Pudo pues haberse generado vida de la que pueden quedar trazas. Buscar en el interior del planeta es especialmente interesante ya que ahí la vida puede protegerse de la radiación ultravioleta. El año que viene lanzaremos la misión ExoMars 2020 que penetrará por primera vez unos dos metros de profundidad en la superficie marciana en búsqueda de biomarcadores. Durante la próxima década tenemos previsto además enviar una misión de recogida de muestras a Marte y traerlas a la Tierra.

P ¿Qué pasó con ese mundo?

R Un cambio climático pudo dejar sin vida a Marte: se debilitó su campo magnético y desaparecieron su densa atmósfera y el agua de la superficie.

P ¿Hay ya un sistema de navegación Tierra-Luna basado en GPS?

R Se han hecho pruebas de recepción de señales GPS a mitad de la distancia entre la Tierra y la Luna. Combinando GPS y Galileo y usando receptores de alta sensibilidad creemos que es posible dar un servicio de navegación a las futuras misiones de exploración.

P ¿Qué problemas ayudan a resolver los relojes atómicos a bordo de los satélites?

R Estos relojes son muy estables, algo esencial en los sistema de navegación por satélite para poder dar un servicio de posicionamiento y tiempo precisos. En los satélites Galileo, por ejemplo, usamos la tecnología PHM que son los relojes más estables que hay en órbita.

P ¿Pretende la Agencia Espacial Europea con el programa Galileo competir con el GPS?

R La prioridad para Europa era poder tener un sistema propio, evitando que todos nuestros servicios basados en la navegación por satélite dependieran de GPS. Eso lo hemos conseguido con Galileo

P ¿En que mejora Galileo las prestaciones del GPS americano?

R Galileo da unas prestaciones superiores a GPS porque es un sistema más moderno. Tenemos mayor precisión porque nuestros relojes atómicos son más estables. Además, emitimos en dos frecuencias en abierto y Galileo ofrece un servicio de búsqueda y rescate que no tiene hoy GPS.

P ¿Cómo afectará la navegación espacial al internet de las cosas y a las ciudades inteligentes?

R En el internet de las cosas se espera que se conecten más de 50.000 millones de objetos y muchos de ellos, además, estarán geolocalizados. La navegación por satélite es una tecnología esencial para ello.

P Qué papel juega España en Galileo?

R Un papel importante. Por ejemplo, el 15 por ciento de toda la cifra de negocio industrial del sector espacial español está vinculado al desarrollo de Galileo. Hay además dos grandes centros de operaciones de Galileo en nuestro país: el GSC, centro de servicios GNSS, en Torrejón, y un centro de seguridad de Galileo, en La Marañosa. Este último estaba en el Reino Unido y se movió a Madrid como consecuencia del Brexit. Además, en ESAC, el centro de la ESA en España, está también la oficina científica de Galileo de la Agencia Espacial Europea.

P ¿Qué retos se marcan para la próxima década en el campo de la astronomía?

R La astronomía con ondas gravitacionales para la observación es una nueva ventana al universo. Ese es el objetivo de la misión LISA que debería permitir observar las ondas gravitacionales asociadas a la fusión de agujeros negros supermasivos. Trabajamos también en la denominada astronomía multimensajero, observando a la vez en ondas gravitacionales y electromagnéticas: una oportunidad extraordinaria para la astronomía.

P El hombre quiere volver a la Luna.

R Sí. Lo vamos a hacer en la próxima década. En esta ocasión, Europa va a ser un actor fundamental. Las futuras naves para llegar a la Luna son las Orión, cuyo módulo de servicio se hace en Europa. Tenemos previsto poner en órbita lunar una estación, la Gateway, que contará también con participación europea. Nuestros astronautas también serán esenciales.