Pocas veces la presentación de un libro había suscitado tanta expectación como la vivida anoche en un Clan Cabaret abarrotado que arrojaba una foto invertida. Sobre el escenario, el periodista José María Esteban, y en la sala un público de leyendas, de músicos, cantantes o locutores que aplaudieron y disfrutaron con las anécdotas del autor de Gracias por estar aquí. Historias de la movida alicantina, porque ayer la estrella no era una banda, sino un crítico, el cronista de dos décadas de creación musical que discurren por las páginas de un libro imprescindible para todo aquel que vivió en el Alicante de los años 80 y 90. Imposible destacar en estas líneas algún nombre, porque apenas había nadie que no fuera alguien. «Una auténtica enciclopedia donde prácticamente salimos todos, el libro es su hijo, que ha sido como el parto de una elefanta», en palabras de Mamen, del «Clanca», que presentó al autor junto a Carles Cortés. «Hace un año conocimos esta pequeña joya gracias Martín Sanz. Es un gran libro y era una asignatura pendiente de esta ciudad», dijo el vicerrector de la UA, institución colaboradora junto a Aguas de Alicante en esta publicación del Instituto de Cultura Gil-Albert.

Esteban, en un gesto largamente aplaudido, regaló a los presentes los 300 ejemplares de esta edición. «A los músicos siempre se les pide que toquen gratis y ya es hora de que cobren y no paguen. Mi parte de los royalties es para los músicos», anunció tras lamentar que aún perviva esa práctica en este país. Fue una presentación breve -«me tengo que ir pronto porque a las diez tengo que estar en casa por asuntos de familia», confesó-, así que se lanzó a contar algunas historietas, desde la que da título al libro, obra y gracia de Alfonso Peña, y a hacer reir al auditorio con sus chascarrillos, hasta que se dio cuenta de la hora, de que todas esas historias están en el libro, « lo mejor es leerlo», y volvió de nuevo a firmar y dedicar los ejemplares a toda esa gente que no se veía desde hacía años y que convirtieron la de ayer en la noche de los abrazos, como atestiguaba contenta La Bruja. Con todo, Esteban tuvo tiempo de recordar el «gran nivel de los músicos alicantinos, capaces de tocar un día pop y al siguiente flamenco o heavy», de rememorar el ambiente: «Aquí todos se llevaban muy bien, Morticia era punk, Acero hacía heavy y Muzak tecno, pero todos eran amigos»; sin olvidar «la radio tan original que se hacía en Alicante», de evocar a grupos como Mediterráneo y Costablanca y a músicos como Willy Rodríguez Soler, además de reconocer a sus editores antes citados y a January Ruiz que le animaron a publicar sus textos tras haber decidido una retirada silenciosa. Y se fue a casa exhausto de firmar y con el cariño de todos, agradecido de que estuvieran allí.