Esculturas modernas que observan a los visitantes y obras de realidad virtual en medio de una sala tapizada en un antiguo palacio neoclásico. Es la última exposición del alicantino Damià Díaz, que lleva su mirada a Lisboa para abordar un diálogo entre el pasado y lo contemporáneo.

El camino de la mirada, título de la muestra, no podía tener un escenario de mayor envergadura: el Palacio Nacional de Ajuda, una construcción del siglo XIX que sirvió de residencia real y que ahora, reconvertida en museo, mantiene su imponente suntuosidad de tapices, murales y colecciones artísticas. En este rincón del pasado se han instalado siete esculturas de resina pintada y cerámica y otras dos obras de realidad aumentada que, lejos de parecer fuera de lugar, se integran con el espacio.

Artista multidisciplinar más conocido en el extranjero que en España, Díaz ha proyectado la mayor parte de las piezas específicamente para esta muestra en Ajuda, un trabajo más desafiante que exponer en una sala neutra, como reconoce.

«Aquí tienes que dialogar y ganarte el contraste. La piel de este edificio, las paredes, cuentan historias con su decoración y su mobiliario. No puedes luchar contra ello. Tienes que aliarte para que acentúen la difusión de tu pieza, o al menos, el carácter narrativo de la misma», señala el alicantino, que es el primer artista español invitado a intervenir en Ajuda, con un proyecto de una magnitud que no se veía desde una exposición de Joana Vasconcelos en 2013.

En la muestra, en la que la figura humana tiene un papel central, el autor deja patente su mirada con dos autorretratos que abren y cierran el recorrido: Desarraigo y El observador.

Desde esta última pieza, Díaz «nos observa al final de la exposición, tras ese deambular por las salas, para ver cuál es nuestra valoración», explica Lucía Ybarra, co-comisaria de la muestra, junto a Rosina Gómez-Baeza.

Además de explorar diferentes materiales, el artista apuesta por buscar nuevos lenguajes a través de la tecnología, con dos obras de realidad aumentada y una aplicación que permite en los visitantes usar sus móviles para interactuar con las piezas de Díaz proyectadas sobre las salas de Ajuda.

«La realidad aumentada es una técnica que viene de otros elementos y que yo he cogido para acceder a espacios expositivos donde por las características protocolarias del edificio no se podía acceder, pero me apetecía que hubiese una pieza mía y utilizar un vocabulario nuevo», cuenta.

Así, al llegar a la Sala del Trono, el visitante puede ver a través de su pantalla tres peonzas con forma humana planeando un metro por encima del suelo, en lo que el artista define como «un elemento de apropiación consensuado con el público».

La apuesta por nuevos lenguajes y nuevas tecnologías es necesaria para Díaz, que cree que la dinámica en el mundo del arte «está cambiando mucho» y hay que adaptarse a la sociedad. «No se puede tener el título de artista contemporáneo y no ser contemporáneo», dice.

La exposición estará abierta al público hasta el próximo 17 de diciembre.