El artista sonoro Edu Comelles inaugura esta tarde en La Caja Blanca de Las Cigarreras su Espetograma Alacant, un mural de vinilo de casi cien metros de largo por tres de altura que visualiza los sonidos de la ciudad de Alicante a través de espectrogramas generados por ordenador. Es una pieza efímera, hecha solo para Alicante, que se puede contemplar hasta el 7 de diciembre. La obra es una visualización del sonido que Comelles grabó durante cinco días de agosto y septiembre en jornadas de ocho horas en distintos lugares de la ciudad como el Postiguet, la Serra Grossa, el Mercado Central, o el puerto. «Iba deambulando por la ciudad y grabando sonidos», apunta el autor, para quien su proyecto gira en torno a una frase: «el sonido imaginado es el más potente y sugerente», por eso invita al visitante a imaginar, deducir e interpretar sonidos ocultos tras una piel visual, abstracta, en donde nada es lo que parece», un retrato visual y un homenaje a la ciudad de Alicante a través de su patrimonio intangible, su día a día y su paisaje sonoro. Espectograma Alacant ha sido posible gracias a la beca de producción de la convocatoria Buitblanc del centro cultural Las Cigarreras, que ganó Comelles, y que está dotada con 9.000 euros.

Un espectograma, explica el creador valenciano, es una visualización del sonido, una imagen gráfica generada a partir de sonidos grabados en este caso en las calles de la ciudad. «Ese material lo traduje con un software específico que visualiza ese sonido. Con esas imágenes yo he compuesto un mural absolutamente visual que recoge texturas, grafismos y toda una serie de dibujos que esteticamente construyen lo que para mí es un retrato sonoro y visual de la ciudad de Alicante».

¿Y qué ve o escucha el visitante? «El oyente -explica Comelles- tiene una serie de coordenadas, ya que la línea vertical indica el rango de frecuencias. En la parte más alta del mural están las frecuencias más agudas como pájaros o el frenazo de un autobús, a la mitad están las frecuencias medias que corresponderían por ejemplo a la voz humana, y en la parte baja del mural están las frecuencias graves donde vemos ilustrados todo tipo de motores, mecanismos o aires acondicionados, todo el ruido de fondo de la ciudad. Y en el eje horizontal tenemos el paso del tiempo: si vemos una franja vertical muy blanca, que marca la intensidad, es que hay un sonido muy fuerte, y cuando en la escala de blanco a negro está muy negro el negro es el silencio». El visitante «oyente» no escucha sonidos, debe imaginarlos. A través de esos espectogramas de los que no conoce la fuente exacta deberá presumir los sonidos. Tal vez como ayuda, en la exposición hay un montaje con altavoces con una pieza en bucle de las grabaciones que realizó Comelles para dar una referencia de ese alboroto urbano al visitante.

Tras el 7 de diciembre, el mural desaparecerá de Las Cigarreras y su propietario, el Ayuntamiento de Alicante, tendrá su futuro en sus manos, pues será el consistorio el que decida si la guarda en sus almacenes o le da un nuevo uso para disfrute público. «Yo estaría encantado y no tendría ningún inconveniente de que después se plasme en algún muro de la ciudad o se haga una obra derivada -señala el artista sonoro-, pero no hemos hablado de nada de esto y ya no depende de mí».

Los sábados 26 de octubre y 23 de noviembre habrá un taller familiar y visita guiada.