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Carlos Zanón: «No es nada divertido quemar libros, aunque sean malos»

Lo que en principio vio como un regalo envenenado se ha convertido en un privilegio que le ha permitido recuperar 16 años después al inspector Carvalho

El escritor barcelonés Carlos Zanón, autor de Carvalho. Problemas de identidad.

P Carvalho estaría encantado con una velada como la de mañana en el Maestral. Un menú acorde a la trama de la novela y un vino creado para la ocasión.

R Sí, yo creo que sería su ideal de club de lectura. El punto de inflexión de Carvalho es el tema gastronómico que es darle la vuelta al calcetín del detective típico anglosajón que come mal y bebe. El mundo se puede estar viniendo abajo pero a la hora de comer se para todo, es el punto hedonista de carácter mediterráneo.

P Ha sido muy valiente al asumir 16 años después la responsabilidad de tomar el testigo de Vázquez Montalbán y seguir dando vida a este investigador privado.

R Bueno, me lo ofrecieron a través de mi agente de Planeta y la familia de Vázquez Montalbán porque tenían la idea de darle una nueva visualización. Eran conscientes de que había una o dos generaciones que no habían leído sus libros. Al principio dije que no porque estaba acabando la anterior novela, Taxi, y era un regalo envenado. Pero me gusta mucho meterme en líos y pensé que había un montón de cosas que no sabía hacer y eso es un aliciente para la creación. También que ponían en mis manos un personaje icónico de la literatura española. A la semana dije que sí.

P ¿El escritor está presente con el personaje?

R Sí, por un lado creí que la manera de que la novela pudiera funcionar era dejar claro desde le principo que no iba a ser una novela como la hubiera escrito él , el estilo tenía que ser distinto, era una novela con Pepe Carvalho, pero no una novela de Vázquez Montalbán. Tomé la decisión de que el personaje hablase por sí mismo y eso para la lectura y para mí aligeraba las comparaciones. Pero quería dejar claro, a modo de homenaje y referencia, que el personaje tenía otro autor, por eso el escritor está presente y también me da pie a algo que a mí me interesa que es la relación entre la vida y la literatura, y hasta qué punto vivimos lo que leemos en los libros o vivimos lo que pasa fuera de los libros o una cosa se copia a la otra.

P Este es su Carvalho y no el Carvalho de Vázquez Montalbán. ¿Cómo es el suyo?

R Intenté mantener la esencia de lo que era: investigador, gastrónomo que vive en Barcelona y que odia a los matones, que cuida a su tribu, es apátrida, va siempre en busca de la verdad aunque sea decepcionante... pero está mas viejo, está enfermo y lo he intentado hacer un poco más vulnerable. En la saga se enamora siempre pero nunca pierde los papeles; aquí quería que tomara la decisión de dejar de protegerse, quería que le importaran las cosas y no elige la mejor relación del mundo, pero es la que quiere conservar.

P ¿Y qué tiene de Carlos Zanón?

R Los personajes, para que sean verosímiles, tienen que ser tú en la situación en los que los ponemos. Muchos puntos de vista que tiene son los míos, yo creo que la angustia, ese sentido del humor cínico, creo que es algo que también está en mí. Miedos a la vejez, a la enfermedad, a la soledad son cosas que se translucen en tu literatura.

P Carvalho ha envejecido y la sociedad evoluciona. ¿Qué Barcelona se encuentra ahora?

R La novela acaba el día antes del atentado en las Ramblas y el reto es que Carvalho siempre hace una mirada al aquí y al ahora, por eso podías reconstruir lo que pasaba a partir de las novelas. No puedes escribir un Carvalho sin intentar reflejar eso. La situación que atravesaba Barcelona era muy complicada, sobre todo para mí como escritor. Sabiendo lo que había pasado a partir de esa fecha, jugué con la idea de que los personajes hablasen y diesen sus opiniones sobre la identidad, el conflicto y de ahí también un poco el título, Problemas de identidad. Eso es lo que hacíamos aquí (Barcelona), vamos.

P ¿El detective sería partidario del independentismo o dentro de su ideología de izquierdas estaría más por reforzar la autonomía?

R Carvalho es apátrida y Vázquez Montalbán ya lo diseña así; no está debajo de ninguna bandera. Y se mantendría igual. Es como el personaje de Rick en Casablanca, es una isla en medio del mundo. No le van las banderas ni los símbolos.

P Tal y como está la política, ¿Carvalho sería demoledor con los partidos y la situación que vivimos?

R Eso no creo que haya cambiado mucho. La verdad, creo que no tendría una opinión muy agradable, pero es una de las cosas que echas de menos porque nos encantaría que Vázquez Montalbán nos diera su opinión de lo que pasa. Ahora nadie entiende nada. No sé Carvalho pero sí me gustaría saber lo que pensaría el autor.

P ¿Qué libros quemaría hoy este investigador?

R En la novela quema uno de Vázquez Montalbán, el que a mí me gusta menos de la saga. Pensé que iba a ser divertido, pero no es nada divertido quemar libros, aunque sean malos. Lo hacía un poco por resentimiento. Hoy no se cuál quemaría.

P Tarantino dijo que haría diez películas, así que con la próxima igual se despide. ¿Carlos Zanón se despide también de Carvalho?

R Lo de Tarantino me temo que sí, aunque no sé. Igual al cabo de equis tiempo vuelve. Depende de cómo cuentes Kill Bill, igual nos queda una más. Creo que tiene tanto cine que no le veo 20 años sin hacer nada. Sobre Carvalho, creo que está la puerta abierta, no de manera inmediata pero a medio o largo plazo puede. Si nos apeteciera a todos pues quizá. Yo me lo he pasado bien, la editorial me ha dejado trabajar y la gente ha reaccionado bien.

P ¿Y usted está satisfecho?

R Sí, sí. Para mí fue muy agradable escribir esta novela. Aprendí mucho porque hice cosas que no había hecho nunca antes: escribir un policiaco, narrarlo en primera persona, ubicar la acción en dos ciudades... Estoy muy satisfecho. Es una novela mía, la siento como que no es un encargo sino que está escrita por mí con el personaje de otro autor.

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