No ha sido la de Camilo Sesto y la del pueblo que le vio nacer, Alcoy, una relación se podría decir que demasiado fluida. Desde que con sólo 18 años se marchara para probar fortuna en el mundo de la música, la ciudad estuvo viviendo de espaldas a su cantante y lo cierto es que tampoco el cantante se prodigó demasiado por su ciudad. Salvo su club de fans, que siempre ha estado volcado con su figura, el resto de entidades e instituciones de Alcoy se mostraron indiferentes ante la meteórica y exitosa carrera del artista, interpretando tal vez que el mundo de la canción en el que se movía era una manifestación cultural de índole menor. Afortunadamente, las cosas cambiaron al final, cuando arrastrado por la tozuda realidad, el Ayuntamiento le concedió el título de Hijo Predilecto e incluso le dedicó la avenida de la Alameda, en el que fue uno de los últimos actos públicos del artista más internacional que ha tenido nunca la ciudad.

Camilo Blanes Cortés, que años más tarde adquiriría el nombre artístico de Camilo Sesto, nació en 1946 en el seno de una humilde familia alcoyana, en una casa ya desaparecida de la calle Isabel la Católica, y su vida tanto en la niñez como en la juventud estuvo íntimamente ligada a entidades e instituciones de gran arraigo local.

Este es el caso del colegio de los Salesianos, centro escolar alcoyano por excelencia, en el que Camilo estudió y empezó a cantar, dando los primeros pasos en una afición que le vino de muy joven. Como no podía ser de otra forma, participó en las Fiestas de Moros y Cristianos como integrante de la Filà Judíos, de la que aún era miembro en la actualidad, la cual en numerosas ocasiones ha desfilado a los sones de una marcha mora resultante de una adaptación de la canción del propio artista, titulada «Amor amar».

Su afición por la música le llevó a actuar en diferentes ocasiones en el templete de la Glorieta, emblemático parque situado en el casco histórico de Alcoy en el que eran habituales las veladas musicales, así como en el escenario del desaparecido cine Monterrey, entre otros emplazamientos artísticos de aquella época.

Fue con el grupo Los Dayson con el que inició su carrera musical, antes de que a una edad muy temprana, nada menos que a los 18 años recién cumplidos, decidiera trasladarse a Madrid para probar suerte.

Este fue el momento en el que Camilo empezó a perder contacto con Alcoy, al mismo tiempo que iniciaba una meteórica y exitosa trayectoria reconocida en casi todas partes menos en la que había sido su ciudad natal. Quizá el hecho de que Camilo Sesto apenas regresara desde entonces a Alcoy propició que se perdiese la afinidad entre ambas partes, y también, todo hay que decirlo, unas instituciones locales que durante mucho tiempo han ignorando la carrera del artista, considerando que el mundo de la canción en el que se movía era una modalidad cultural de carácter menor.

Pero la cruda realidad se encargaba de demostrar paso a paso y éxito tras éxito que Camilo Sesto se estaba convirtiendo en el artista más internacional y con mayor repercusión que había tenido nunca el municipio. Considerado un auténtico mito a ambos lados del Atlántico, entre las décadas de 1970 y 1980 vendió más de 100 millones de discos con temas tan conocidos como «Algo de mí», «Jamás», «Fresa salvaje» o el «Amor de mi vida», por poner como ejemplo sólo algunos de sus múltiples éxitos. Consiguió 52 números uno y arrasó en las taquillas de innumerables salas siendo el protagonista del musical Jesucristo Superstar.

Además, fue galardonado en 2011 con la medalla «Máximo orgullo hispano» en la ciudad estadounidense de Las Vegas. Pero ni por esas. El reconocimiento en su ciudad natal continuó siendo prácticamente nulo, pese a que el cantante llegó a lanzarle un guiño con la canción «El meu cor és d'Alcoi», en el que fue uno de sus últimos trabajos. Tuvo que llegar el ocaso de su carrera para que las instituciones alcoyanas, por fin, se dieran cuenta de la trascendencia que Camilo Sesto había tenido en el mundo de la música, transformándose de forma paralela en un embajador de proyección internacional inigualable para el municipio.

Tocaba salvar la deuda pendiente, y en 2016, coincidiendo con los 70 años que cumplía el cantante, la corporación municipal encabezada por el alcalde Toni Francés, empujada por el clamor creciente de sus fans, le concedió la Medalla de Oro y el título de Hijo Predilecto, en un acto multitudinario en el que quedó en evidencia que los alcoyanos sí que estaban por el reconocimiento a su conciudadano. Tanto el Teatro Calderón como la Plaça de Dins, donde se retransmitió el acto en directo con una pantalla gigante, estuvieron totalmente abarrotados por parte de un público entregado.

Reencuentro

Fue el reencuentro de Camilo Sesto con sus orígenes, y un momento muy emocionante para él, tal y como lo dejó reflejado con motivo de su firma en el libro de oro del Ayuntamiento: «Mis raíces están más fuertes que nunca y el amor que nos une florece más que la primavera más brillante. El meu cor es a Alcoy. Moltes gràcies», escribía.

Pero la cosa no quedó ahí. El homenaje se prolongó con la creación de una Ruta Camilo Sesto. Por iniciativa de su club de fans y con el respaldo municipal, se confeccionó un recorrido urbano por la ciudad de Alcoy por los lugares que marcaron la vida del cantante. Este es el caso de la casa en la que nació, la casa desde la que partió a Madrid para iniciar su aventura musical, el colegio de los Salesianos, en el que estudió, y también la sede de su filà, los Judíos. La ruta también pasa por la Glorieta, donde cantó de joven, y la sede de su club de fans, en la que se pueden contemplar, entre otros documentos, numerosas fotografías y carteles del artista.

El colofón a estas muestras de reconocimiento de la ciudad hacia el cantante tuvo lugar el 28 de noviembre del pasado año, cuando también el Consistorio le dedicaba la avenida de la Alameda, desde entonces denominada Alameda Camilo Sesto. El artista recibió un auténtico baño de masas y se mostró sumamente emocionado con la respuesta de sus conciudadanos y fans en general, en el que fue uno de los últimos actos públicos que protagonizó.

«Pueblo como este sólo hay uno», acertó a decir entre lágrimas a los numerosos medios de comunicación congregados en la cita. Camilo Sesto falleció ayer, pero lo hizo reconciliado con su ciudad y su ciudad reconciliado con él. Deja tras de sí un enorme legado musical y se lleva además el cariño que durante tanto tiempo se le negó. Sin lugar a dudas, y pese a su marcha, su corazón, como reza la canción, es y estará para siempre en Alcoy.