El terrible atentado contra el semanario satírico francés "Charlie Hebdo", al que Philippe Lançon sobrevivió gravemente herido, ha permitido a este periodista volver a nacer y "vivir dos veces la niñez", según relata en el libro "El colgajo", donde narra su "reconstrucción" en el hospital.

Lejos del libro político, "El colgajo" es "un cuento sobre el efecto de un atentado en un hombre y en los que entran y salen de la habitación del hospital, donde los cirujanos intentan reconstruirle la mandíbula destrozada", ha explicado este martes en Barcelona el propio autor.

En paralelo a la reconstrucción física que llevan a cabo los médicos, la víctima intenta reconstruir su vida y su identidad, porque ya nada será igual después del atentado.

"Las escenas del pasado suben de repente a mi mente, pero la sensación es que ese pasado lo ha vivido otra persona. Hace cuatro años del atentado y todavía tengo problemas para establecer un vínculo con mi propia memoria", ha desvelado.

Sin rehuir la crueldad del acontecimiento, Lançon se detiene en los hechos cotidianos de antes y después del atentado, y en la vida hospitalaria.

Las principales heridas físicas que el periodista sufrió en el atentado, en el que murieron 12 de sus compañeros, fueron en la boca, "la parte del cuerpo con la que comes, hablas, ríes y te comunicas".

Durante mucho tiempo no pudo hablar, algo que le colocó en un lugar nuevo, "parecido al que ocupa un niño rodeado de adultos, con los que no se puede comunicar pero a los que observa atentamente".

Esta posición vital fue "como una segunda niñez", en la que aprendió otra vez a vivir y de la que salió convertido en una otra persona.

"El libro no ha sido una terapia para mí, porque no he sido capaz de escribirlo hasta que he empezado a salir del túnel y el laberinto en el que estaba", ha aclarado.

De todas maneras, reconoce que le ha ayudado en ciertos aspectos porque "escribir te aleja de ti mismo y dejas de ser el personaje para ser el autor".

Uno de los temas que aborda "El colgajo" es el miedo que inexorablemente se queda adherido a la piel tras una experiencia tan traumática.

"Hay que controlarlo -sentencia- porque si la primera vez que entras en el metro sales huyendo cuando ves un hombre árabe con una bolsa, no podrás volver a entrar. Yo ahora ya puedo ir en metro sin miedo".

El odio es otra cuestión muy ligada al terrorismo que "parece que está de moda, también en la creación, donde es el motor de algunos autores".

Sin embargo, Philippe Lançon no siente odio ni cree que sea una buena gasolina creativa: "Probablemente porque mi carácter no es muy dado al odio, que además creo que no ayuda en nada, y porque he estado muy concentrado en aceptar el tratamiento del cirujano", ha argumentado.

El título, que hace referencia al término médico que se utiliza para reparar con piel una lesión grande o profunda, es una decisión del autor, en su intento de huir del "patetismo o el sentimentalismo".

"Es muy fácil caer en la vanidad o el orgullo porque eres una víctima, y además una víctima herida en un acto que golpeó a toda la nación. En este aspecto me ha sido muy útil leer a Kafka, que tiene una gran capacidad para devolver la humildad al hombre que sufre", ha señalado.

El libro está plagado de referencias literarias, que colaboran en la reconstrucción de la víctima, junto a los amigos, familiares, parejas, compañeros y médicos que pasan por la habitación del hospital.

Entre ellos destaca el personaje de la cirujana, una mujer que el escritor ve "como una princesa" y de la que destaca su sentido del humor: "porque cuanto más cerca de la muerte estás, más necesario es el sentido del humor".

Por eso cree que la revista satírica "Charlie Hebdo" debe seguir burlándose de todo y de todos, ya que "la burla no es un discurso político, es una luz que proyectas sobre algo".

"Si dejamos de burlarnos del islam, luego será otra cosa y luego otra. Si esto no se puede decir y aquello no se puede pensar, al final no pensaremos", ha concluido.