En busca y captura desde hace cuatro décadas por la violación a una menor en EE UU, Roman Polanski no acudió ayer a la Mostra de Venecia, pero habló a través de la película que presenta a competición, J'accuse, su relato del caso Dreyfus, quizá la condena injusta más célebre de la Historia. La acogida por la crítica y la prensa fue entusiasta. La expectación era máxima después de que la presidenta del jurado, Lucrecia Martel, anunciara su intención de no acudir a la proyección oficial de anoche, en solidaridad con las víctimas de acoso.

Polanski ha compuesto un relato clásico, con una puesta en escena vigorosa y precisa, y que gana en ritmo a medida que avanza la trama. Luca Barbareschi, su coproductor, la calificó como «un filme de educación formidable» para los jóvenes que no conozcan ese episodio de la Historia de Francia. Una historia que arranca el 5 de enero de 1895, cuando el capitán Alfred Dreyfus (Louis Garrel), un joven y prometedor soldado, es condenado a cadena perpetua por espiar para Alemania y que se centra en el papel jugado por el coronel Picquart (Jean Dujardin) para descubrir y denunciar la retahíla de irregularidades cometidas en el juicio.

Al comenzar la rueda de prensa, Barbareschi advirtió de que no pensaban responder preguntas relacionadas con «la polémica que no es polémica; esto no es una corte, es un festival de cine», afirmó.

La actriz Emmanuelle Seigner, esposa de Polanski y protagonista de lal película, aseguró que «el sentimiento de persecución» que puede verse en las cintas del director de origen polaco «proviene de su vida». Cmo director, es alguien «muy preciso y meticuloso, pero deja mucha libertad a los actores».

Sorogoyen y Madre

Madre

Tras su nominación al Oscar con el corto Madre, Rodrigo Sorogoyen llevó ayer a la Mostra el largometraje homónimo, que desarrolla la historia de esa madre angustiada por la desaparición de su hijo diez años después y con la que busca incomodar y poner a prueba los prejuicios del espectador. protagonizada por Marta Nieto y Alex Brendemühl, se proyectó en la sección paralela de Horizontes.

Para poner a prueba al espectador, Sorogoyen dice hacerlo primero consigo mismo. «Me aburre cuando veo a directores que hacen siempre el mismo tipo de película, creo que para hacer nuestro trabajo bien hay que arriesgar, equivocándonos, pero tratar de encontrar otros lugares», dijo el cineasta.