Como cada último miércoles de agosto, el pueblo valenciano de Buñol se tiñó ayer de rojo después de la batalla hortofrutícola más famosa y replicada del mundo, una Tomatina que durante sesenta minutos desató la locura colectiva entre 22.000 personas con una «munición» de 145.000 kilos de tomate. El particular campo de batalla de la Tomatina, que este año llega a su septuagésima cuarta edición y a la que se accede con entrada, contó con 9.000 vecinos del pueblo.