Después de un año de gestación y otro año de gira por España, el último montaje del Circo de los Horrores, Apocalipsis, llega a Alicante en una carpa de 23 metros de altura instalada hasta el 8 de septiembre en el recinto ferial de Rabasa. En este emplazamiento se representará un espectáculo que combina el teatro con el circo, el musical con el humor y que tiene un mensaje claro al público: la Tierra se muere, el tiempo se acaba y está en nuestras manos revertir la situación.

«Todos nuestros espectáculos tienen mensaje y todos nacen en un momento social y político determinado, pero el cambio climático está ahí y el planeta tiene un cáncer imparable porque los humanos somos los depredadores más bestias que hay. Brasil está ardiendo y a Trump le importa un carajo su patio trasero. Al final, si el planeta hace boom, nos vamos todos a tomar por saco», apunta Suso Silva, el creador y director de este montaje, que comienza con un video en el que se suceden catástrofes, guerras, vertederos, sequías, enfermedades y crisis económicas y, en el escenario, un grupo de supervivientes al caos de estética Mad Max da la bienvenida al público al «infierno».

Esta es la mayor producción de la compañía, con una inversión de 3,5 millones de euros en un montaje en el que participa un centenar de personas, entre técnicos y artistas, de una decena de nacionalidades distintas.

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Más de 50 artistas se mueven en un escenario de 40 metros de longitud y ante una pantalla de 200 metros cuadrados con luces led que cambian el paisaje de fondo. En él participan acróbatas de Mongolia, trapecistas brasileños, equilibristas españoles, motoristas de freestyle que corren dentro de una bola o saltan por los aires, monologuistas, bailarines y cantantes que pasan del Welcome to the jungle de Guns N' Roses al Nessun Dorma de Puccini.

«Es lo más parecido a una gran ópera rock circense. Cada vez experimentamos más y este es el montaje que más me ha costado técnicamente, otros espectáculos han sido más teatrales. Tenía pensado meter más locura, quería que lloviera en medio del espectáculo pero al final no ha podido ser», explica Silva, que considera que los montajes de la compañía «van creciendo» con el tiempo y a priori «no hay que poner límites» a las producciones.

La producción, que cuenta con música en directo -la cantante, Anes León, es ilicitana y el guitarrista, Iván Ballester, alicantino- dura algo más de dos horas, con una pausa, y la compañía realizará una función por día y dos funciones los viernes, sábados y domingos. El precio de las entradas oscila entre los 25 y los 60 euros y no está recomendado para menores de 8 años.

El alicantino Juanjo Llorens, al frente de la iluminación

El alicantino Juanjo Llorens, que ha trabajado en todos los espectáculos de la compañía, es el responsable del diseño de iluminación del espectáculo y maneja 500 memorias de luces, además del humo y el fuego del show. «Es una iluminación muy vistosa, con muchos focos y todos se utilizan, y en circo son muy importantes porque sirven de referencia a los artistas», explica Llorens, que ensaya las luces con ellos y pacta los elementos técnicos «y a partir de ahí yo pinto alrededor, pero aunque haya muchas variedad todo tiene una misma dramaturgia».