Somos lo que comemos y la elección de alimentos tiene efectos que van más allá de lo nutricional. Este es el punto de partida de la propuesta artística que elabora en Finlandia Rosalía Banet, nacida en Madrid en 1972 y afincada en Calp desde hace dos décadas, que ha cambiado durante tres meses el calor mediterráneo por el fresco clima de Helsinki para profundizar en estas ideas y traducirlas en el proyecto artístico El imperio del estómago.

Banet es una de las seis artistas seleccionadas por el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana para desarrollar, por primera vez, residencias artísticas en el extranjero a través del programa Cultura Resident, en su caso en colaboración con el programa internacional de artistas HIAP de la capital finlandesa.

La creadora -que en muchos de sus trabajos muestra la sociedad actual como un gran supermercado en el que el ser humano ni siquiera es el cliente sino un producto más de consumo y que usa el cuerpo y sus enfermedades como metáforas para representar un sistema caótico y alienante-, intenta en El imperio del estómago «ayudar a reflexionar sobre cómo comemos y cómo nos afecta, no solo a nivel individual en nuestro cuerpo y nuestra salud. Somos poco conscientes de las consecuencias que ello tiene a nivel social, económico, político o ambiental», apunta, un día después de que la ONU alertara de la necesidad de cambiar nuestra dieta y nuestra producción de alimentos para evitar el deterioro del planeta.

«Es así, la comida refleja el sistema que habitamos», indica la artista, que en el desarrollo de su investigación se ha sorprendido «de la tendencia general que existe en la sociedad occidental de comer con las emociones (emotional eating) como respuesta a problemas como la ansiedad con alimentos que nos satisfacen».

Banet señala que en su obra siempre hay una mirada crítica y analítica del mundo que le rodea pero aclara que su intención «no es intentar aleccionar a nadie sino invitar a la gente a que reflexione sobre estos temas».

Ella traducirá el fruto de su estudio en diferentes series de dibujos acrílicos de distintos formatos y en varias piezas de videoarte, que ya ha empezado a elaborar, consciente de que se lleva «mucho trabajo a casa» cuando vuelva a Calp «porque en tres meses no tienes tiempo de plantear un proyecto muy amplio, tenía que ser fácil de abarcar, pero me abre nuevas puertas para ampliarlo».

La residencia artística en Helsinki está siendo para Banet «una experiencia impresionante» y explica que el programa HIAP «funciona muy bien, es de las primeras residencias para artistas en Europa y están muy involucradas en cuestiones sociales». El próximo viernes, además, abrirá las puertas de su estudio al público para que pueda ver su trabajo.

Los tres meses de estancia, que sufraga la Generalitat a través del Consorcio, permiten a los beneficiarios «compartir con otros artistas tus proyectos y ver cómo se plantean temas similares o diferentes, lo que te da una visión más amplia». Tras un año de residencia en la Academia de España en Roma, Banet tenía interés en conocer la forma de alimentarse en Finlandia, un país de marcado peso social, «donde el concepto de lo comunitario y lo público es muy potente, con un funcionamiento casi perfecto», concluye.