Cuando en los años 80 el grafiti llegó a Europa desde Estados Unidos de la mano del hip hop, fueron tres ciudades en las que se instaló con más fuerza. Madrid, Barcelona y Alicante recibieron con los brazos abiertos esta cultura urbana. «El motivo por el que esta ciudad de la Costa Blanca brilló como pionera del grafiti se debe a que se constituyó como centro turístico nacional e internacional». Así lo explica Diego López Giménez, autor del libro Valencia en grafitis, que acaba de publicar la editorial alicantina Dilatando Mentes.
En este volumen, el autor realiza un recorrido por la historia del street art en la Comunitat Valenciana de la mano de más de medio centenar de figuras significativas de esta manifestación urbana y sus trabajos. Incluido el grafitero Larouche y diversos festivales de arte urbano que se celebran en la provincia. Para el autor, «Larouche es un ejemplo del talento que existe en la provincia». Además, destaca «la relevancia» de festivales como Muralitza't de Muro de Alcoy (organizado por el artista Toni Espinar), el Tapia Fest en Sant Joan d'Alacant o el Urban Skills de Alcoy, «adonde asisten muchos artistas de la Comunitat y del resto de España».
También «el todavía poco conocido» Museu Obert de Senija, que convierte los muros y fachadas de la localidad de la Marina Alta en un lienzo en blanco. «Es como el festival MIAU de Fanzara».
Hace una década López Giménez empezó a interesarse por el mundo del grafiti, hasta el punto de que abrió una página en Facebook. «Gustó tanto que hice una web que empezó a sumar seguidores y empecé a subir las rutas que yo hacía buscando murales». Así tuvo fácil elegir a los grafiteros que debía recoger en el libro.
Contactó con ellos, les contó el proyecto y solo tres dijeron no. «Son todos grafitis realizados por encargo, con permiso; un muro, una fachada, una puerta de garaje, un callejón... algunos artistas se han dejado incluso fotografiar para salir en el libro».
Para el editor de Dilatando Mentes, José Ángel de Dios, esta publicación se sale un poco de su línea editorial de literatura fantástica, pero la idea les pareció interesante «porque el grafiti, bien utilizado, es una nueva forma de expresión». El libro, cuya portada es de la diseñadora gráfica Laura Mestre de Ondara, incluye trabajos que han contado con permiso para llenar las paredes. «Dejamos claro que recogemos obras realizadas legalmente, muchas por encargo».
«Se han consolidado festivales y proliferan nuevos en localidades de toda la Comunitat Valenciana -destaca López Giménez-, que se han convertido en referentes nacionales e internacionales». Al final, afirma, «el grafiti y el street art son imparables y forman parte de la historia de cada ciudad».
Larouche: «Soy bastante anárquico en esto»
El libro de López Giménez dedica un espacio a Larouche, nacido en Ondara en 1979, que desarrolla su trabajo sobre todo por la Marina Alta, con el objetivo de «despertar la misma inquietud en otros jóvenes que él siente por expresarse y aportar colores a los muros», asegura el autor en este volumen. El grafitero, que ha formado el colectivo Larouch Art de Carrer, afirma en el texto que sus obras se inspiran «según el momento», pero «soy bastante anárquico en eso, pinto lo que me viene en cada momento».
