El director de cine Woody Allen inició ayer en San Sebastián el rodaje de su última película convencido de que, por encima de su edad y de campañas en su contra, seguirá trabajando hasta el final de sus días. «Probablemente me muera en medio del montaje de una película o en un plató, rodando», dijo en Donostia. Allen presentó su nuevo proyecto acompañado por el fundador de Mediapro Studio, Jaume Roures, y de parte del elenco con el que filmará desde mañana su nueva película, las actrices Elena Anaya y Gina Gershon, y los actores Sergi López y Wally Shawn. Allen se mostró distendido y no rehusó ninguna de las cuestiones que le persiguen desde que las denuncias por abuso sexual de su hija adoptiva, Dylan Farrow, le hayan acarreado un vacío en su país, donde no ha podido estrenar su anterior trabajo A Rainy Day New York, que sí llegará a las salas en Europa. «No pienso en detenerme, no pienso en movimientos políticos, sociales, no estoy equipado mentalmente para tener una visión profunda de esos conflictos, yo trato de relaciones humanas, de la gente, de la comedia», sostuvo. Por este motivo, auguró que «probablemente» morirá «en medio del montaje de una película» o «en un plató, rodando».