Recientemente INFORMACIÓN publicó una entrevista de la periodista Cristina Martínez con el nuevo concejal de Cultura del Ayuntamiento de Alicante, D. Antonio Manresa. Como el lector sabe, el señor Manresa es miembro de Ciudadanos, socio de gobierno del Partido Popular; ambos grupos políticos conformarán el gobierno de nuestro ayuntamiento durante los próximos cuatro años. Y en la entrevista el citado concejal se expresa con total libertad, con desparpajo, y en plan campechano confiesa no estar todavía bien informado sobre el tema por el que deberá batallar durante cuatro largos años. Da la impresión de que la concejalía le ha caído por sorpresa, como por descarte de otras competencias, y muestra claramente su preferencias por el turismo y el deporte; sea como fuere, no le queda otra que asumir con buen criterio su nuevo cometido, e intentar poner orden en los diferentes contenedores culturales existentes en la ciudad, que llevan años dando tumbos, y que en el aspecto museístico ya han adquirido verdadera entidad. Pero mi preocupación principal, como puede imaginar el lector, es el teatro, y más en concreto el Teatro Principal. La inesperada salida del ya antiguo director, Paco Sanguino, ahora inmerso en el campo político y en la oposición, deja al emblemático teatro un poco en la confusión de planes inconclusos y de objetivos no del todo conseguidos.

El nuevo responsable cultural dice conocer el teatro: «Y he ido»; afirmación que me hace suponer que está al margen de las vicisitudes, de los apuros económicos del coliseo durante los últimos años y de la ausencia total hasta ahora de una política teatral seria por parte de los propietarios de un teatro bajo el paraguas de una figura jurídica inédita y yo creo que única entre todos los teatros no privados españoles: una Comunidad de Bienes que hoy conforman dos partes públicas, Ayuntamiento y Generalitat, y otra privada, el Banco de Sabadell. A pesar de ello siempre, y desde su remodelación en el año 1990, se ha venido considerando como un teatro público en el que el servicio artístico cultural a la ciudad tenía prioridad sobre el beneficio económico; pero no fue así la realidad, y a los sucesivos directores se les ha exigido arreglárselas con la exigua dotación económica aportada por las partes, que no cubrían ni los gastos corrientes del teatro. Y eso debe cambiar. A poco que el señor Manresa profundice en los números, comprobará que existen espectáculos de obligada visión en la ciudad que, incluso llenando completamente el aforo, no se autofinancian; y sin embargo deben verse en Alicante.

Quien escribe no pretende ni dar lecciones ni enmendar la plana al nuevo concejal de Cultura; pero mi experiencia de 15 años al frente del Principal, y mi vinculación al mundo de la programación teatral en esta ciudad durante más de cuarenta años, y en diferentes instituciones, me anima a exigir a las autoridades culturales una toma de conciencia real y definitiva sobre la cultura en la ciudad, marcando las directrices generales pero sin aspiraciones de beneficio económico, sencillamente porque en lo que se refiere al teatro eso es imposible. Siempre me resultó curioso que esa vara de medir no se aplicara, por ejemplo, a los museos y a las salas de exposiciones, casi siempre gratuitos y con elevados gastos de organización y mantenimiento. Como debe ser, añado. No sucede así con el Principal, que debería regirse por los mismos baremos que el resto de teatro públicos españoles, con aportaciones económicas cuando menos suficientes, y con una política de precios que sea asequible para todos los alicantinos porque hasta el momento el precio de las entradas es difícil de asumir para muchos sectores de público. El arte y la cultura no deben ser gratuitos porque en tal caso se infravalora, debe estar sujeto a pago pero asequible a cualquier economía, con atención especial a jóvenes y mayores en todas las sesiones y no en plan cicatero como hasta ahora. Si el señor Manresa se reconoce alejado del teatro espero que se rodee de personas que conozcan este medio artístico y las necesidades específicas de nuestro primer teatro. Ya no estamos ni para perder el tiempo ni para desandar lo andado, señor concejal. Por último, le ruego reflexione sobre su contundente afirmación de que las «mascletás fogueriles» seguirán celebrándose en la Plaza de Los Luceros; hágase con un vídeo circulante en el que se muestran con claridad las grietas y daños en los caballos emblemáticos de la escultura de Bañuls, una de las pocas señas de identidad de este Alicante tan castigado en el terreno arquitectónico. Y puesto que estamos en los inicios de la legislatura, póngase las pilas para que dentro de cuatro años su resumen de gestión ante la prensa local tenga otros matices. Y que los matices sean de aciertos.

? La Perla. «Solo el hombre culto es libre» ( Epicteto de Frigia, filósofo griego)