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La eficacia de Andy Cartagena

El rejoneador benidormí sale por la puerta grande tras cortar tres orejas. Un trofeo se llevaron tanto Lea Vicens como Joao Telles ante un encierro colaborador de David Ribeiro Telles

Andy Cartagena en un par a dos manos sobre Inocente, al que previamente había quitado la cabezada. Áxel Álvarez

A falta del último espectáculo de esta tarde, bautizado como Encuentro de Tauromaquias Internacionales (forçados portugueses, saltadores franceses y recortadores españoles), con la corrida de rejones se daba cerrojazo a los festejos del abono taurino de este mes de junio.

Llega uno siempre a este festejo con el hábito cambiado. En los días de toreo a pie, por ejemplo, ya se echa de menos aquel primer aplauso nada más romperse el paseíllo que antaño animaba ya de entrada a los actuantes. Entre los rejoneadores, sin embargo, es habitual que se regalen ya de primeras una vuelta al ruedo tras diversas muestras de doma y el respetable ovacione con fuerza cuando todavía no ha pasado nada. Y es que el rejoneo se acerca mucho a un espectáculo circense donde el toro importa cada vez menos y el aplauso acróbata cada vez más. Y muy excesivo.

Alrededor de dos tercios se cubrieron del aforo de la plaza, en tarde soleada de calor soporífero. Qué meritazo el de los aficionados que se atreven a ir a los tendidos de sol con el astro rey dando de lo lindo, cayendo a plomo en plena ola de calor.

Menos mal que los astados de David Ribeiro Telles colaboraron al buen arte de Marialva. A pesar de que, salvo al quinto, les castigaran a todos con dos rejonazos de salida en ocasiones sin venir a cuento. Los cuatro primeros astados acusaron a media faena el excesivo hierro y se pararon. Pero ya está dicho que el toro importa cada vez menos en esto de los rejones...

Andy Cartagena se llevó el primer trofeo del que abrió plaza. Con Picasso gustó en los giros de salida de banderillas, mientras que con Cupido llamó la atención más en el baile de los cites. Tres cortas al violín sobre Pintas y un rejonazo eficaz justificaron la oreja paseada.

El espectáculo mediterráneo

El espectáculo mediterráneoEl benidormí cuajó ante el cuarto la faena de mayor eco. Sobre Apolo clavó al quiebro con desigual acierto, y a lomos de Luminososurgieron las cabriolas sobre los cuartos traseros y las banderillas al violín. A toro ya parado, con Inocente clavó dos cortas y un par a dos manos una vez le hubo quitado la cabezada al equino. Excesivo metal el usado por Andy, casi un abuso. Aún faltaba una rosa con Pintas y el alarde de dejar sobre el testuz del toro el sombrero. Un rejonazo final con feo derrame preludió la concesión del doble trofeo por parte del usía.

La mayor sorpresa vino de tierras portuguesas. Un casi desconocido Joao Telles, vestido a la federica, indumentaria tradicional de los caballeros lusos, sorprendió por el alto compromiso que adoptó en los embroques. Dos quiebros a su primero despertaron al personal, y luego siguió, ya al estribo, acortando la distancia en el momento exacto de clavar entre cabalgadura y astado, lo que dota de una gravedad inusual a cuantas suertes realiza. Un descabello tras un rejonazo trasero feo dejaron en vuelta al ruedo el premio al acabar con su primero.

Ante el quinto todavía rizó más en una suerte de dobles quiebros que levantaron a los asistentes de sus localidades. Algunos embroques sin banderillas parecieron muletazos, pasando los pitones del toro desde los pechos del caballo hasta los cuartos traseros, casi hasta con temple. El astado, al que solo clavó un rejón inicial, galopó alegre y lo templó el luso a dos pistas. Dos banderillas cortas y una rosa algo irregular preludiaron dos pinchazos de los que el animal dobló, lo que devaluó en parte la oreja concedida.

Lea Vicens correteó mucho ante su primero, con el que no acertó a centrarse en ningún terreno. Se vio tropezada en varios momentos y no siempre pudo clavar a estribo. Saludó una ovación tras escasa petición de premio.

Algo más centrada se mostró ante el que cerró festejo, el animal que ofreció viajes más emocionantes. Quebró con cierto ajuste, luego cuarteó sobre Diluvio y cerró con Espontáneo, llevándose el último trofeo forzado de la tarde.

Agradable sorpresa, por cierto, encontrar en su cuadrilla a Francisco Alarcón, viejo conocido del público local. Sigue siendo un seguro tercero, y buen profesional.

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