La última cita de la feria taurina responde al cartel de tirón popular que ha venido apareciendo de manera tradicional en todos los ciclos, ya desde el siglo pasado.
Más allá de los méritos estrictamente taurinos, en estos carteles priman más los argumentos de la espectacularidad y la popularidad del papel cuché para cubrir una parte muy concreta y amplia del espectro de público de la fiesta de los toros, tan importante como el resto para la viabilidad económica del toreo.
No deja de llamar la atención, sin embargo, cierta devaluación del que tradicionalmente fuera el festejo más importante del ciclo fogueril, sobre todo en cuanto al color local, que siempre supuso un valor importante de la cita sanjuanera.
En esta ocasión, ni lo uno ni lo otro. Aunque ello no significa que deje de haber atractivos para retomar el camino a la plaza de toros en una fecha tan emblemática. La terna está encabezada por David Fandila, que es ya un viejo conocido de la afición alicantina.
Desde que debutara ante ella en 2002, El Fandi solo faltó en las pasadas Hogueras de Alicante, por lo que se reencuentra con un auditorio fiel.
Su solvencia y espectacularidad en banderillas serán el sello que deje para la historia, sobre todo en el inverosímil par de la moviola, ideado por Vicente Ruiz El Soro, pero perfeccionado y magnificado por el diestro granadino.
El Fandi no subyuga con las telas (aunque anda ciertamente airoso con el capote), pero con los palos no ha tenido parangón desde que apareció en los ruedos.
Cayetano sigue acudiendo a su cita en la «terreta», donde también viene siendo ya un habitual.
No se ha observado en su toreo una evolución que permita el abundado elogio como cuando apareció sorprendentemente entre la novillería.
Su carrera es intermitente, sustentada más en el gancho de la fama rosa que en méritos estrictamente taurinos. Sigue llevando, eso sí, un público devoto y dicharachero a plazas tan generosas y amables como la de Alicante.
Remata la terna el tal «Toñete», apoderado por la empresa que gestiona el coso. Y ahí radica casi la razón principal por la que aparece en tarde tan señera.
A nadie se le escapa que su acaudalada filiación familiar ha tenido mucho que ver en su devenir novilleril y, sobre todo, en este primer año de matador, con especial cuidado en su alternativa valenciana.
El pasado año se le pudo ver en la novillada de agosto, donde mostró su buena voluntad, aunque sin obtener trofeos.
Los toros llevarán el hierro de Luis Algarra, ganadería formada en 1975 con vacas y sementales de don Juan Pedro Domecq y Díez, procedentes del Conde de la Corte y Tamarón.
Ya se lidiaron el pasado año reses hermanas, con desigual resultado.
